Desde Beyoncé hasta la London School of Economics, grandes nombres de la farándula y la cultura occidental intentan salvar su reputación renegando de sus vínculos pasados con el régimen libio de Gadafi, cuya sangrienta represión de una revuelta le valió una condena internacional.

La superestrella de la música norteamericana, las también cantantes Nelly Furtado y Mariah Carey, y la prestigiosa universidad londinense fueron algunas de las figuras e instituciones que recibieron dinero del clan Gadafi, y la mayoría decidieron en los últimos días destinarlas a causas benéficas.

Los vínculos con Muamar Gadafi y su familia, especialmente con su hijo Saif al Islam, ex alumno del centro, provocaron a última hora del jueves la dimisión del director de la London School of Economics (LSE), Howard Davies.

La Universidad lanzó en 2009 un programa sobre África del Norte gracias a una subvención de 1,5 millones de libras en cinco años (2,4 millones de dólares, 1,7 millones de euros) otorgada por una fundación de Saif al Islam, de los cuales recibieron 300.000 antes de que estallara la rebelión el pasado 16 de febrero.

Davies, una autoridad económica en el Reino Unido, afirmó que fue un “error” aceptar ese dinero y reconoció que la reputación de la LSE “sufrió” por ello, por lo que no tenía más remedio que dejar su puesto.

El director dimisionario también admitió “un error de juicio personal” por haber aceptado viajar a Trípoli para asesorar al gobierno sobre la manera de modernizar sus instituciones financieras después de la rehabilitación internacional progresiva a partir de 2003.

La LSE anunció que ordenó una investigación independiente sobre los vinculos existentes entre el centro y Saif Al Islam, poseedor de un posgrado y de un doctorado en Filosofía por la LSE en 2003 y 2008, respectivamente.

En cuanto a las 300.000 libras (490.000 dólares y 350.000 euros), indicó que las destinará becas para estudiantes norafricanos.

La cantante Beyoncé también anunció esta semana que donó “todo el dinero” que recibió por cantar en una fiesta de fin de año presuntamente organizada en 2009 por otro de los hijos de Gadafi, Hanníbal, en la isla caribeña de Saint Barthélemy “a las víctimas del terremoto de Haití hace más de un año”.

“Cuando nos enteramos de que la organización del concierto estaba vinculada con la familia (Gadafi), se tomó la decisión de donar el dinero a una buena causa”, agregó la portavoz de la cantante, Yvette Noel-Schure, en un comunicado enviado a la AFP en el que no precisa cuánto cobró por la actuación.

La prensa especula que la cantante pudo recibir hasta 2 millones de dólares por las cinco canciones que interpretó enfundada en un body negro de manga larga con transparencias, algunas de las cuales pueden verse en la plataforma de vídeos por internet You Tube.

El lunes, la canadiense Nelly Furtado prometió en su cuenta Twitter “hacer una donación” a obras caritativas del “millón de dólares” que recibió en 2007 por actuar para el clan Gaddafi en un hotel italiano.

La cantante Mariah Carey también tuvo que salir a la palestra para explicar lo “horrible y avergonzada” que se siente por haber aceptado participar en otro concierto organizado por los Gadafi.

“Era inocente e ignorante sobre para quién iba a actuar”, dijo en un comunicado enviado a la revista People, en el que no precisa claramente qué hizo o hará con la suma ganada, similar según la prensa a la de Furtado.

Carey indicó, sin embargo, que esperaba que la experiencia libia sirviera de “lección” para todos los artistas.

“Tenemos que ser más conscientes y asumir más responsabilidades independientemente de quién nos contrate para conciertos”, reza su comunicado a People.com. “En última instancia, como artistas tenemos que rendir cuentas”.