El presidente de Ecuador, Rafael Correa, pidió el miércoles a policías evitar una rebelión de uniformados como la que enfrentó el 30 de setiembre pasado, que denunció como un intento de golpe de Estado y que dejó diez muertos y 274 heridos.

Durante una ceremonia policial en Quito, el gobernante llamó a los agentes a “jamás permitir que las armas que en deber sagrado les diera el pueblo ecuatoriano se vuelvan en contra de ese pueblo, en contra del presidente y en contra de la democracia”.

“A partir de esa experiencia lamentable, los ecuatorianos esperan ver cuanto antes una Policía nacional renovada”, añadió Correa, quien además negó que tenga un plan para desmembrar a esa institución luego de que cientos de uniformados se sublevaran contra una ley que reformó el régimen salarial del sector público.

Durante la insubordinación, policías llegaron a retener durante algunas horas al jefe de Estado, quien denunció que el hecho fue instigado por políticos de la oposición para derrocarlo.

En el acto policial, el primero al que asistió tras la rebelión de hace cinco meses, Correa manifestó que “no permitiremos que los malos elementos nos venzan. Los honestos somos más (…) y venceremos a la corrupción y a los deshonestos”.

Sostuvo que “en algo rescatarían su honor quienes propiciaron aquel 30 de setiembre si al menos asumieran su responsabilidad” y negó que su gobierno intente desmembrar a la Policía.

“Tendríamos el legítimo derecho de hacerlo, y no vamos a permitir que ciertos mandos hablen del desmembramiento de la Policía como si esta fuera un fin”, dijo el presidente.

Correa impulsa la creación de una escuela de formación de detectives con asesoría de la Policía chilena, sin que eso signifique la desaparición de la actual Policía Judicial.