Israel, sorprendido por la magnitud y el vigor fuerza de las manifestaciones en Egipto, prioriza la preservación de los acuerdos de paz, así como la “estabilidad y la seguridad” en una región donde las tensiones se acumulan.

“La paz con Egipto dura desde hace más de tres décadas y nuestro objetivo es que esto continúe. Nuestros esfuerzos están dedicados a preservar la estabilidad y la seguridad en la región”, declaró el domingo el primer ministro Benjamin Netanyahu.

“Seguimos con gran atención lo que sucede (en Egipto) y ayer hablé con el presidente (estadounidense) Barack Obama y con la secretaria de Estado Hillary Clinton”, precisó Netanyahu.

Egipto fue el primer país árabe que concluyó, en 1979, un acuerdo de paz con Israel a cambio de la retirada (realizada en 1982) de todos los territorios egipcios conquistados por el ejército israelí durante la Guerra de los Seis Días, en junio de 1967.

Esa paz siempre fue considerada “fría” y limitada a relaciones diplomáticas sin llegar a traducirse en un acercamiento entre los dos pueblos, pero logró resistir a dos guerras en Líbano (1982 y 2006), a dos Intifadas de los palestinos (1987 y 2000) y al bloqueo del proceso de paz entre Israel y los palestinos.

Netanyahu reiteró la consigna que dio a sus ministros de abstenerse de todo comentario público, porque “Israel debe mostrar moderación, responsabilidad, y pesar sus palabras”.

Es la primera vez que Netanyahu se expresa en público sobre la crisis egipcia.

El ministerio de Relaciones Exteriores rapatrió el sábado a las familias de sus diplomáticos en Egipto y el ejército israelí reforzó su dispositivo de vigilancia en la frontera con su gran vecino del sur.

El servicio de inteligencia militar israelí fue objeto de críticas el domingo por no haber pronosticado la crisis en Egipto.

El jefe de la inteligencia militar, el general Aviv Koshavi, aseguró el martes pasado, en el primer día de la rebelión en Egipto, que “no había peligro para la estabilidad” del régimen.

“El nuevo jefe de inteligencia militar fracasó en pronosticar la sublevación egipcia”, lamentó el diario Haaretz, mientras la radio pública hacía un comentario irónico sobre ese error.

El presidente de la comisión parlamentaria de Relaciones Exteriores, el ex ministro de Defensa Shaul Mofaz, diputado del Kadima (oposición), defendió sin embargo la declaración del general Koshavi, considerando en una entrevista con la radio militar que era prematuro enterrar al régimen de Mubarak.

Mofaz manifestó su preocupación ante el riesgo de que los Hermanos Musulmanes (movimiento islamista proscrito) se apoderen del poder en Egipto después de eventuales elecciones.

“Los Hermanos Musulmanes son tan enemigos de Israel como del régimen (actual egipcio). Si tomasen el poder, eso constituiría un cambio dramático en toda la región, con el riesgo de que la inestabilidad se extienda a otros países”, subrayó, refiriéndose fundamentalmente a Jordania y a las zonas autónomas palestinas en Cisjordania.

El movimiento islamista Hamas, en el poder en la franja de Gaza desde 2007, surgió de una rama de los hermanos Musulmanes.