Miles de personas volvieron a exigir este domingo en El Cairo la renuncia del presidente egipcio Hosni Mubarak y de su nuevo gobierno, en el sexto día de una rebelión que ya dejó más de cien muertos y que adquirió visos de caos con saqueos y numerosas fugas de presos, muchos de ellos islamistas.

Imagen: Al Jazeera en Flickr

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“El pueblo quiere la caída del régimen”, “¡Mubarak vete!”, coreaban los manifestantes congregados en Midan Tahrir, la “Plaza de la Liberación”, en el centro de la capital, que vive desde el martes al ritmo de una revuelta que se extendió a las principales ciudades del país.

Laicos, islamistas, jóvenes y ancianos se codeaban en estas protestas sin precedentes desde que Mubarak llegó al poder en Egipto, en 1981.

Las consignas también exigían la renuncia del vicepresidente Omar Suleiman y del primer ministro Ahmed Shafiq, ambos militares, nombrados la víspera en el marco de una remodelación ministerial con la que Mubarak esperaba contener la explosión de descontento social.

Por la mañana, Mubarak visitó el centro de operaciones de las Fuerzas Armadas para seguir la evolución de las medidas de seguridad, indicó la televisión estatal.

Una de las primeras medidas de las nuevas autoridades fue prohibir este domingo la televisión qatarí Al Jazeera, que estaba cubriendo ampliamente las protestas.

El ministro de la Información “ordenó que cierre (…) Al Jazeera en la República Arabe de Egipto, se anulen sus permisos y se retiren los carnés de prensa de sus empleados a partir de hoy” (domingo), indicó la agencia oficial MENA.

La cadena emitió poco después un comunicado en el cual afirmó que la medida pretende “acallar al pueblo egipcio”.

La inseguridad reinante se incrementó este domingo al trascender la fuga, durante la madrugada, de 34 Hermanos Musulmanes detenidos, entre ellos varios miembros del buró político de esa formación política fundamentalista, la principal de la oposición.

La fuga se produjo en la cárcel de Wadi Natrun, cerca de El Cairo, que había sido abandonada por sus guardianes, indicó el abogado de la cofradía islamista.

Un funcionario de la seguridad señaló que los prófugos se dispersaron en varias ciudades y poblados de la zona. E indicó que no se trataba de un incidente aislado, pues hubo fugas en varias cárceles del país.

Muchos egipcios creen sin embargo que la policía está dejando salir a presos para incrementar el caos y conseguir de ese modo que la población acabe pidiendo la intervención de las fuerza de seguridad para restablecer el orden.

En los últimos días se señalaron saqueos en El Cairo, Alejandría y Suez, y se impuso en esas ciudades un toque de queda desde las 16H00 locales (14H00 GMT) hasta las 08H00 de la mañana.

Los vecinos formaron comités de guardia para proteger sus bienes y si capturaban a un presunto saqueador lo entregaban a las fuerzas armadas.

La gasolina estaba agotada en muchas estaciones de servicio y muchos cajeros automáticos estaban vacíos, algunos de ellos por haber sido saqueados.

Los bancos y la bolsa permanecían cerrados.

Varios países, entre ellos Estados Unidos, preparaban la evacuación de sus ciudadanos residentes en Egipto a partir del lunes.

La comunidad internacional seguía con ansiedad la situación en este país de 80 millones de habitantes (el más poblado del mundo árabe), aliado de Estados Unidos y con un papel fundamental en el diálogo entre israelíes y palestinos.

El presidente francés Nicolas Sarkozy, la canciller alemana Angela Merkel y el primer ministro británico David Cameron pidieron a Mubarak “iniciar un proceso de cambio” frente a las “reivindicaciones legítimas” de su pueblo y a “evitar a toda costa el uso de la violencia contra los civiles”, el sábado en una declaración conjunta.