La investigación sobre células madre podría hacer realidad las curas para la parálisis, la ceguera o la diabetes, pero la loca carrera por inscribir las patentes de los tratamientos está obstruyendo el progreso científico, según afirman expertos.

Los científicos están frenéticos inscribiendo patentes legales que les garanticen la exclusiva propiedad intelectual de cada descubrimiento que hacen, en la esperanza de que, algún día, alguno de estos hallazgos conlleve a una cura exitosa que haga sonar las cajas registradoras de sus creadores.

Pero este proceso significa que científicos estadounidenses a menudo se topan con obstáculos en su investigación, porque otras universidades o compañías privadas ya se aseguraron derechos exclusivos vinculados a su trabajo.

Son muchas dificultades, tomando en cuenta que la investigación sobre células madre ya había estado bloqueada durante años por el rechazo del gobierno a financiar estudios que han sido polémicos porque implican la destrucción de embriones humanos.

“Estamos en terreno minado y las primeras víctimas son los pacientes”, dijo Bob Lanza, responsable científico de la firma de biotecnología Advanced Cell Technology (ACT), que actualmente investiga el uso de células madre embrionarias humanas para curar algunas formas de ceguera.

Las células madre embrionarias son las únicas células que tienen la capacidad de multiplicarse de forma ilimitada y de transformarse en cualquier célula del cuerpo, motivo por el que su uso puede abrir el camino para la curación de muchas enfermedades.

Lanza recuerda que chocó contra su principal competidor, Geron Corporation, cuando quiso investigar sobre células madre para buscar una cura a la diabetes, un estudio en el que había trabajado con animales durante años.

“No pude (continuar la investigación) porque Geron tenía en exclusiva los derechos de usar células madre embrionarias para la diabetes”, dijo.

“Ahí estaba yo, un científico que quería curar la diabetes, y no pude usar la experiencia de toda una vida para tratar de desarrollar la tecnología necesaria”, dijo.

El año pasado Geron se convirtió en la primera compañía que comenzó a hacer experimentos con células madre embrionarias en humanos, comenzando con un paciente que tenía heridas en la espina dorsal. ACT continuó con su plan de iniciar ensayos para tratar la degeneración macular, que causa ceguera en ancianos.

Lanza dijo que su compañía ha gastado cerca de 100 millones de dólares en fondos de inversión para esta investigación y que debió jugar el juego de las patentes para poder competir.

“Para poder conseguir dinero tenemos que registrar patentes, a fin de proteger nuestros derechos, porque de lo contrario corremos el riesgo de que se un día se nos prohíba continuar trabajando con nuestra propia tecnología”.

Es inusual que firmas privadas sean líderes en una investigación, como ocurre en este campo, dado que los grandes hallazgos médicos por lo general son financiados por fondos federales entregados a universidades y a empresas privadas por los Institutos Nacionales de Salud (NIH en inglés).

Esto se explica en gran parte por la prohibición, decretada en 2001 por el entonces presidente George W. Bush, de usar fondos federales para investigar células madre embrionarias humanas, por motivos morales y religiosos. El ex mandatario pensaba que destruir un embrión equivalía a destruir un individuo.

Pero su sucesor, Barack Obama, eliminó esta restricción y liberó cientos de millones de dólares para la investigación, pero hasta el momento ningún proyecto financiado por el gobierno ha llegado a la etapa de las pruebas clínicas.

“Estamos en un punto, en la ciencia de las células madre, en el que es importante que la comunidad reflexione sobre el impacto de los derechos de propiedad intelectual, y en que compartir los datos ayuda a la investigación y a sus aplicaciones en los tratamientos”, señala Debra Mathews, de la universidad John Hopkins.

En Europa, desde 2008 está prohibido por ley que los investigadores registren patentes sobre células madre embrionarias, para no interferir con los intereses públicos.

Algunos expertos temen que sean países como China los que terminen sacando ventaja de esta carrera por registrar la investigación en células madre en Estados Unidos.