Un documental proyectado en Sundance reconstruye las acciones del Frente de la Liberación de la Tierra (ELF), un grupo de ecologistas calificado por el FBI como la “primera amenaza terrorista doméstica” en Estados Unidos tras los atentados del 11 de septiembre.

“If a tree falls”, realizado por el estadounidense Marshall Curry -nominado en 2005 al Oscar por el documental político “Street Fight”- ha sido presentado en competición en el festival de cine independiente de Sundace, que se celebra hasta el 30 de enero en Park City, en las montañas del estado de Utah (oeste).

Fue en 2005 cuando su mujer le dijo que un compañero de trabajo, Daniel McGowan, había sido detenido por agentes federales por su participación en el ELF que Curry empezó a interesarse cada vez más por este grupo, nacido en la década de 1990 en el Reino Unido.

Ecologistas radicales, los miembros del ELF -repartidos por el mundo en células autónomas y sin autoridad central- tienen el objetivo de destruir, generalmente con fuego, industrias o empresas acusadas de dañar el medioambiente, sin poner en riesgo ninguna persona o animal, un principio fundamental.

A través del personaje de Daniel McGowan, que actualmente sigue encarcelado en Illinois (norte), el documental reconstruye el desarrollo y los ataques de la que probablemente ha sido la célula más grande del ELF en Estados Unidos, hasta la detención de 14 miembros en 2005.

Carpinterías, concesionarios de vehículos todoterreno, mataderos e incluso una estación de esquí de 12 millones de dólares en Colorado: el ELF perpetró decenas de incendios criminales en Estados Unidos a finales de los 90.

“Nunca nadie resultó herido, pero trataban a la gente utilizando el miedo, la intimidación y el incendio criminal -que hubiese podido matar fácilmente a un bombero- para promover sus ideas políticas frente a personas que no las compartían”, explica Curry en una entrevista concedida a la AFP.

Más allá de la simple descripción del ELF, el documental también muestra cómo los atentados del 11 de septiembre cambiaron radicalmente la situación e hizo de un grupo de militantes, algunos peligrosos, “terroristas” a los ojos de la opinión pública y del gobierno.

“Evidentemente, el 11 de septiembre cambió completamente la manera cómo el público, el gobierno y los propios miembros consideraban lo que hacían”, cuenta el director.

Años antes, el ELF era perseguido por degradación o incendio criminal, pero después de los atentados del 11 de septiembre sus miembros fueron perseguidos por el FBI como “terroristas”.

“De golpe, considerables recursos fueron desbloqueados, y cuando ofreces millones de dólares para combatir el terrorismo, muchas cosas pueden ser calificadas como terroristas”, señala el cineasta.

Aunque reconoce que la magnitud de los desastres puede impresionar, Curry no descarta una forma de “cinismo” por parte de las autoridades.

“Cuando ves al ministro de Justicia (de la época) Alberto Gonzales en una rueda de prensa, diciendo en televisión: “Hemos puesto fin al terrorismo doméstico”, creo que quiso decir (a los estadounidenses): “Lo veis, estamos haciendo nuestro trabajo”, apunta Curry.

Pero el documental también muestra cómo militantes acaban por escoger la radicalización.

“Creo que es una historia de frustración, el sentimiento de que la democracia no sigue los deseos de la población, la frustración de ver que las manifestaciones y las cartas no sirven para nada, y la rabia de ver que el gobierno utiliza a veces la violencia en contra de las manifestaciones no violentas”, concluye el realizador