El presidente del parlamento tunecino, Fued Mebazaa, fue proclamado el sábado jefe de Estado interino de Túnez por el Consejo Constitucional, excluyendo definitivamente un regreso del mandatario Zine El Abidine Ben Alí, tras su huida a Arabia Saudita.

Mientras tanto, tras una noche de saqueos en el centro y los suburbios, que testigos atribuyen a partidarios del ex presidente, la ciudad de Túnez seguía bajo tensión.

El Consejo Constitucional declaró “un vacío de poder” en la jefatura del Estado y designó mandatario interino al presidente del parlamento.

Este cambio repentino se realizó en virtud del artículo 57 de la Constitución, que prevé elecciones legislativas en un plazo máximo de 60 días, y tuvo lugar a pedido de Mohammed Ghannuchi, primer ministro de Ben Alí, nombrado presidente interino después de la huida de quien dirigió el país durante 23 años.

El nombramiento de Ghannuchi, quien sólo permaneció en el cargo algunas horas, se había realizado en virtud del artículo 56 de la Constitución, que no prevé comicios y posibilitaba un eventual retorno del ex mandatario.

Esta opción había sido criticado por juristas y una parte de la oposición, al igual que por manifestantes, casi un mes después de iniciarse la movilización contra el régimen de Ben Alí.

En declaraciones a la cadena de televisión Al Jazeera de Qatar, cuando aún era presidente interino, Ghannuchi afirmó que opositores y exiliados tunecinos “pueden volver cuando quieran”, dado que Túnez “es su país”.

Posteriormente, su sucesor estimó que todos “los tunecinos sin excepción y sin exclusiones” estarán asociados al proceso político en el país, en un breve discurso consecutivo a la ceremonia de juramento en su nuevo cargo.

Mebazaa también confirmó que el primer ministro Ghannuchi seguía encargado de formar un nuevo gobierno de “unión nacional” en función del “interés superior del país”.

En este contexto, Francia llamó al “fin de la violencia” en Túnez y a “organizar elecciones libres lo antes posible”.

Además, se tomaron “las medidas necesarias para que los movimientos financieros sospechosos de fondos tunecinos en Francia sean bloqueados”, señaló el presidente francés Nicolas Sarkozy en un comunicado, poco antes de que unas 8.000 personas se reunieran en París para festejar la caída de Ben Alí.

Hasta el momento, las autoridades francesas se habían limitado a tomar nota de la “transición constitucional” en Túnez y a afirmar que no deseaban que Ben Alí se exiliara en Francia.

El nombramiento de Mebazaa tuvo lugar en momentos en que ya habían comenzado manifestaciones en varias ciudades del país para pedir la renuncia de Ghannuchi. Las miles de personas que habían salido a la calle se dispersaron, a pedido de las fuerzas armadas, al enterarse de que Ghannuchi había sido sustituido.

Por otra parte, todos los aeropuertos tunecinos quedaron abiertos al tráfico de aviones, un día después de haberse anunciado el cierre del espacio aéreo el viernes, en el momento en que Ben Alí se disponía a huir del país.

En la capital, la policía comenzó el sábado por la mañana a aislar el centro de la ciudad, cerrando el acceso a la avenida central Burguiba, escenario el viernes de una manifestación multitudinaria.

Algunos suburbios de la capital tunecina vivieron una noche angustiosa debido a saqueos cometidos por bandas de encapuchados, según testigos atemorizados citados por televisiones locales.

Un diplomático francés relató a la AFP que “policías de civil o uniformados e individuos no identificados con cadenas, barras de hierro y cachiporras”, que afirmaban ser partidarios de Ben Alí, saquearon y “molieron a palos” a habitantes en la ciudad de Túnez.

Informaciones anteriores también parecían indicar que partidarios de Ben Alí estaban involucrados en los actos de violencia, que se intensificaron al abandonar el país el ex mandatario.

Para el presidente de la Liga Tunecina de Derechos Humanos, Mojtar Trifi, se trata de “comandos teledirigidos que quieren desprestigiar a los manifestantes”.