Líderes religiosos iraquíes, tanto cristianos como musulmanes, se reunirán a puerta cerrada en Copenhague desde el miércoles hasta el viernes para intentar frenar la violencia que enlutó recientemente a la comunidad católica siriaca del país.

Ocho líderes religiosos, cuyos nombres se mantienen en secreto por razones de seguridad, pero que figuran “entre los más influyentes de Irak”, participarán en esta “cumbre de crisis”, según el vicario de la Iglesia anglicana St George de Bagdad, el canónigo Andrew White.

White también es el presidente de la ONG británica “Fundación para la Reconciliación en Oriente Medio”, co-organizador de esta reunión junto con el ministerio danés de Relaciones Exteriores.

El reverendo White prevé negociaciones “difíciles y delicadas” entre sunitas, chiitas y cristianos, pero “estos hombres, que alimentan unos contra otros una animosidad importante, están dispuestos a encontrarse”, observó.

“Si pueden trabajar juntos, tienen el poder de conseguir la paz” y parar la creciente violencia contra las minorías religiosas en Irak, “de lo contrario la situación no hará más que empeorar”, estimó en un comunicado.

El seminario se llevará a cabo sin presencia de los medios de comunicación con el fin de preservar “la serenidad y la confidencialidad de las discusiones”, declaró a la AFP un miembro del comité de organización, Steven Jensen.

Una única conferencia de prensa está prevista al final de la reunión el viernes.

La ministra danesa de Relaciones Exteriores, Lene Espersen, juzgó necesario “promover el diálogo entre los grupos religiosos en Irak” tras los ataques contra las minorías cristianas en ese país, como el que se produjo el 31 de octubre, reivindicado por la rama iraquí de Al Qaida, que causó 46 muertos en la catedral católica siriaca de Bagdad.

Este tipo de ataques que “nosotros condenamos vigorosamente, deben evitarse” mediante el diálogo, y “los líderes religiosos tienen una responsabilidad moral esencial de garantizar que no se explote su religión para incitar a la violencia”, según la canciller Espersen.

El ataque del 31 de octubre, uno de los más sangrientos contra la comunidad cristiana de Irak, empujó a muchos fieles a tomar el camino del exilio hacia el Kurdistán iraquí, Siria, Jordania y El Líbano.

Se estima que la población cristiana en Irak ronda actualmente el medio millón de personas, contra entre 800.000 y 1,2 millones en 2003, antes de la intervención estadounidense.

La reunión se llevará a cabo en Copenhague ya que, según los organizadores, habría sido muy arriesgado celebrarla en Irak.

E incluso en Copenhague la reunión estará rodeada de medidas de seguridad imponentes; el lugar de la cumbre, así como la identidad de los participantes, serán mantenidos en secreto por temor a atentados.

Para el obispo de Copenhague, Peter Skov-Jakobsen, anfitrión de esta reunión, “todos los cristianos están preocupados por las condiciones terribles vividas por nuestros correligionarios y otras minorías religiosas en Irak y en todo Medio Oriente, como fuimos testigos últimamente en Alejandría”, donde 21 coptos murieron el 31 de diciembre en un atentado contra su iglesia.