Noche de sábado en Arica y comienza la cuenta atrás para la vuelta a la competencia, pero en medio, hubo un reposo necesario para recargar energías, aunque algunos tuvieron poca chance para hacerlo.

En el campamento ariqueño fue febril la faena durante la noche del viernes y buena parte del sábado por parte de los mecánicos. Y es que Francisco López había dejado marcado el que el parón dakariano sirve para dejar las motos casi nuevas para encarar la segunda parte de competencia.

Por eso, los golpes de martillo, máquinas soldadoras y otros ruidos surgidos desde los diversos rincones del bivouac, rompieron la calma de muchos, aunque la gran mayoría partió a la ciudad para disfrutar del primer viso de cemento en muchísimo tiempo, paso que esperaban dar los componentes de los equipos.

Arica es una urbe agradable, caminable y fácil de recorrer y disfrutar. Una ciudad económica en muchísimas cosas, que sorprendentemente tiene abiertas sus tiendas un sábado a las 21.00 horas y que programó el Carnaval Andino, que ha llenado de ritmos altiplánicos sus paseos peatonales y plazas principales, que desembocan en la playa y que tienen al majestuoso Morro como atento vigía.

Por el campamento pasó temprano el Presidente Sebastián Piñera, que causó varios tumultos durante su recorrido: En Volkswagen se temió por uno de los alerones, ante la masa de fotógrafos y camarógrafos, que en algún momento apremió a Piñera y a Etienne Lavigne, dejándolos encerrados en un mínimo espacio.

Mientras, los pilotos nacionales hacían su mayor esfuerzo para que el Mandatario se acercara hacia sus talleres. Lo consiguió Jorge Latrach, que le mostró las bondades de su auto propulsado con gas.

También lo lograron Claudio Rodríguez para el team Tamarugal, aunque las formalidades no fueron necesarias para que se asomara por el box de Aprilia. Conversó con Francisco López y se subió a la moto, lo propio deseándole el mayor de los éxitos a Marc Coma y Cyril Despres en el sector de KTM.

La sorpresa fue la propuesta presidencial de pedir, casi formalmente, que el cierre de alguna versión del rally sea en nuestro país, algo que contestó Perú con la opción de llevarse a Lima el tramo final del Dakar.

Una “batalla” que promete ser dura en los próximos meses, ya que los peruanos han puesto mucho esfuerzo (y dinero) en la obtención de las etapas dakarianas.

Por la tarde, Robby Gordon realizó una exhibición de la potencia de su Hummer en la playa Las Machas, que fue acortada en su duración por la intervención de funcionarios de la Armada, quienes alegaron llamadas por ruidos molestos para pedir la interrupción de la prueba. Algo que molestó a muchos que se quedaron sin pasear con el estadounidense a bordo de su bólido por la arenas nortinas.

A esta hora, algunos todavía trabajan y otros comienzan a hacer las maletas (como el francés Guerlain Chicherit que chocó su Mini -sí, en el día de descanso-) y quedó fuera de carrera, porque vuelve la competencia, que si bien redujo su distancia para reagrupar a quienes hoy llegaban a la meta de la especial del viernes, prepara el ánimo para la exigencia de la fase final.