Cayó la noche en Iquique y todavía se ven bajar hacia Playa Lobitos los autos que participan en la especial, como también de los fanáticos que se acercaron a los cerros iquiqueños para observar el paso de los vehículos.

Y es que el final de la etapa tenía el singular atractivo del “tobogán“ por el que aparecían las máquinas, que fue catalogado por Felipe Prohens como “una pista de aterrizaje” delimitada por los miles que presenciaron la llegada (y que se desbordaron al ver llegar a Francisco López o el caso del espectador que fue atropellado durante el recorrido o el riesgo que provocaron muchos durante el día), quienes recibieron premio con la aparición de Robby Gordon, que fuera de carrera, les entregó tres bajadas a plena velocidad para que pudiesen disfrutar a plenitud de la recta final de la jornada.

En las motos, se dio lo que se esperaba: Etapa de muchísima navegación, con las sorpresas que entrega el desierto (los accidentes de Rodrigo Illanes -, Andrés Tamm y Olivier Pain son claro reflejo de aquello) y las opciones de los competidores, que hoy desnivelaron la carrera. Marc Coma y Paulo Goncalves usaron una prerrogativa que les permite recuperar el tiempo que ocuparon ayudando a un competidor en problemas y, en el caso de Goncalves, pudo superar a Francisco López, que le empieza a encontrar la vuelta al Dakar, aunque se podría pensar que debió atacar desde el instante inicial.

“Chaleco” sigue apostando a los territorios nuevos del rally, pero también al error de Coma y Despres en la navegación, aunque la concentración es la clave, algo que demostró tras la etapa señalando que cada día tiene su afán y los misterios que ofrecerá Arica serán la clave.

Si hace un rato contaba de Boris Garafulic y su deseo de volver a los papeles tras el Dakar, ahora comienza a tomarle el gustillo a la aventura, pero también se serena y disfruta de su muy buen momento en los autos, como también Jorge Latrach le ganó terreno al desierto para meterse entre los primeros 50 de la etapa,

En el bivouac, Iquique muestra lo mejor de la zona a los turistas: presenta sus frutos, licores y dulces. Los “chumbeques” y los notables alfajores fueron degustados por los visitantes, que observaban desde una cómoda posición el paso de los participantes a la zona de asistencia.

Afuera, el público debía dar una larga vuelta para llegar a los puestos de artesanía que presentaban las comunidades locales o poder comprar los productos oficiales del Dakar (aunque en variedad y precio, saca ventaja Argentina), o las banderas alternativas para alentar a los pilotos desde la tribuna ubicada en el camino de acceso a la ciudad desde el aeropuerto.

Viene Arica, escala ansiada por todos por dos razones: descubrir los caminos nuevos que presenta la ruta dakariana y porque será el día de descanso, una instancia para escapar, aunque sea por un instante, de esta implacable competición que te absorbe por 18 días.