Quizás ya todas y todos están un poco familiarizados con esta nueva invasión del proyecto Hidroaysén en los mass media, con la clara intención de convencernos – nuevamente – de los “beneficios” de ejecutar la instalación de hidroeléctricas en el sur del país.

Probablemente el argumento que los gestores de este proyecto consideran más fuerte dentro de su nueva campaña “A favor de la corriente“, es la idea de que en unos años más nos enfrentaremos a una crisis energética.

Ahora bien, ¿es acaso necesario invadir y transformar un ecosistema con el fin de aminorar la supuesta falta de energía que nos espera? Existen un sinnúmero de alternativas energéticas completamente implementables en un país cuya diversidad de recursos basta y sobra para no llegar a extremos como la instalación de una hidroeléctrica que no sólo transforma un ecosistema sino que también sobreexplota recursos tan escasos como el agua dulce:

“Con la información que actualmente se cuenta sobre estos ecosistemas, y considerando las políticas públicas e institucionalidad instaladas actualmente en el país, es osado y riesgoso pretender tomar una decisión que implicaría la transformación irreversible de un vasto territorio de alta pristinidad en un lugar lleno de represas y cruzado por enormes tendidos eléctricos. Si estos proyectos fuesen autorizados, en la práctica se estaría permitiendo que el monopolio eléctrico que persigue su implementación por intereses comerciales privados, se apropie gratuitamente de este valioso capital natural de todos los chilenos, y que sepulte, de paso, el sueño de Aysén de ser una región capaz de conservar su calidad ambiental“. (Fuente: patagoniasinrepresas.cl).

El impacto de la instalación de hidroeléctricas en la patagonia chilena no sólo tiene sus repercusiones a nivel medioambiental, Hidroaysén, como muchas otros proyectos privados, excluye la idea de generar participación desde los principales involucrados, obviando la opinión pública y dejando de lado la real percepción de los habitantes del territorio en el cual pretenden instalar estos gigantes tendidos eléctricos que recorrerán una gran parte del país.

Lo peor de todo es que la energía ni siquiera favorecerá en su mayoría al territorio afectado, sino que gran parte de esta irá directamente a sustentar la energía de las mineras en el norte. Así, nos encontramos nuevamente ante una unificación de privados que nos venden la idea de “cambiar el switch” mientras ocupan la energía y los recursos a destajo, que de paso nos pertenece a todos nosotros.

Sólo basta con visitar la página del proyecto Hidroaysén para dimensionar la magnitud de esta gran mentira que lleva mucho tiempo queriendo florecer, creciendo por debajo de nuestros pies. Dentro de sus criterios ambientales quisiera citar lo siguiente: “Mantención del desnivel entre el río Baker y el río Nef: El diseño del embalse de la Central Baker 1 no altera el paisaje y las actividades turísticas que se realizan en el Valle del río Nef y en el sector del río Baker, aguas arriba del salto existente en la confluencia de ambos ríos. En particular, no se afecta el Salto del Nef, ya que la cola del embalse de la central Baker 1 se inicia aguas abajo de dicho salto.” (Fuente: Hidroaysen.cl)

Está claro que el turismo es una arista importante que podría verse afectada ante la concretación de este proyecto, (aunque ellos lo nieguen) no obstante, es mucho más preocupante pensar que exista esta postura tan egoísta y “emprendedora” de querer arrasar y controlar la naturaleza, manipularla, modificarla, moldearla, para satisfacer necesidades creadas y sin considerar el impacto en la flora y fauna del ecosistema. En relación a esto quizás ellos me dirían: si “El Proyecto HidroAysén es un proyecto sustentable, que será implementado y operado de manera social y ambientalmente responsable, en armonía con las comunidades de la Región de Aysén, sin limitar las posibilidades de desarrollo de las generaciones futuras.” (Fuente: Hidroaysen.cl)

O sea, ¿qué pretenden con vender la pomada de que una EVIDENTE manipulación de un ecosistema es ‘sustentable’? La sustentabilidad es una palabra tan bonita y tan de moda que recorre muchos de estos proyectos ecológicamente avallasadores, que justifica, legitima y vende la idea de que no hacen daño porque una Corema o una Conama lo dijeron. A propósito de Corema, recordemos el reciente conflicto entre mapuche y Corema por la instalación de un tendido eléctrico en territorio mapuche en Loncoche (sólo por vislumbrar lo maravillosas que son estas instituciones que tienen el descaro de usar la palabra medioambiente en sus siglas).

Estos tipos de proyectos no dejan otra cosa que el sabor amargo del ser humano individualista, que pretende controlar la naturaleza tal si fuera otro objeto u otra mercancía más de la cual apoderarse. El problema es que nos quieren vendidas y vendidos, nos quieren engañar con un proyecto supuestamente ‘amigable’ con el medioambiente cuando su gestión no tiene nada de amorosa. ¿Lo peor de todo? Prácticamente no tenemos voz ni voto
aparente para que este tipo de proyectos dejen de proliferar, ya existen muchísimas malas experiencias en el sur con todo el tema de las represas
y el conflicto que estas generan sobre los territorios que habitan y les pertenecen a nuestros hermanos mapuche.

¿Qué podemos hacer? Manifestar nuestro descontento, difundir y negarnos a la idea de que los privados sigan controlando lo que nos pertenece a
todos y decidiendo por nosotros.

Catalina Alexa Maria Mendoza Riquelme
catamexxxxx@xxxx.xx.x