La policía egipcia señaló que el hombre que mató a 21 personas que salían de una ceremonia en la noche de Año Nuevo en Alejandría, tenía la intención de accionar su cinturón de explosivos en el interior de la iglesia copta.

Una cabeza, que podría ser la del asaltante, fue descubierta en el lugar del ataque y representa la principal pista seguida por los investigadores.

Se solicitó la ayuda de varios cirujanos para intentar reconstituir la cara y poder determinar su identidad.

Un pie arrancado por la explosión, proyectado sobre el tejado de la mezquita situada en frente de la iglesia, pertenece también al presunto kamikaze, un hombre de unos 30 años, según los investigadores.

Para esta misma fuente, el supuesto kamikaze quería entrar en la iglesia, donde tenía lugar una celebración por Año Nuevo. Pero los policías de la puerta lo disuadieron de hacerlo.

Poco después de medianoche, en el momento en que salían los fieles coptos de la iglesia, hizo estallar su cinturón, que contenía entre 10 y 15 kg de explosivos, tornillos y engranajes.

La policía también encontró una mano amputada por la explosión, pero no determinó a quién pertenecía.

El ataque, que causó 21 muertos y 79 heridos, todavía no fue reivindicado. Las autoridades egipcias denunciaron, sin embargo, “manos extranjeras” detrás de la operación.

El atentado se produce dos meses después de que un grupo próximo a la rama iraquí de Al Qaida amenazara atacar a coptos de Egipto si su iglesia no liberaba a dos cristianas “encarceladas en monasterios” por haberse convertido al islam.