“Ahora sí que empezó el Dakar”. Con esa frase resumía al llegar al bivouac de Tucumán Eliseo Salazar sus sensaciones tras el problema con el calipper de su neumático izquierdo que le hizo perder 4 horas en la segunda etapa de la prueba.

Sólo Jorge Latrach paró para ayudar al nacional. Con la fortuna añadida que ellos tenían la herramienta necesaria para sacar del apuro a su competidor (y las manos de Juan Pablo Latrach, copiloto e hijo de Jorge, hicieron el resto), en una actitud que pudo costarle caro a todos, ya que los competidores aceleraban con tal de evitar la escena.

Algo que padeció el motociclista Andrés Benavente, quien pudo finalizar la etapa, pero que tuvo problemas en el enlace a Tucumán y al momento de escribir esta página (Lunes 23:50) todavía no arribaba al bivouac.

“Ahora sí empezó el Dakar” porque el calor y los mosquitos complican a buena parte de los enviados especiales a la prueba. Muchísimo bloqueador ante un sol que pica fuerte (33°C de máxima y una humedad inusual para los nacionales) y abundancia de repelente para evitar que los zancudos interrumpan el descanso de todo el campamento dakariano, que vive su primera noche al aire libre (En Córdoba se pudo dormir en la inmensidad de la nave central del Centro de Convenciones cordobés).

“Ahora sí empezó el Dakar” porque la gente acudió en masa al Hipódromo tucumano para presenciar el paso de los autos y se volcaron con cada uno de ellos, que respondían con un saludo o tocando las bocinas, coronado con el “Chau Primo” del locutor que animaba a la multitud.

“Ahora sí empezó el Dakar”, porque hubo obstáculos impensados: Francisco López debió evitar el impacto de un caballo para mantenerse en la ruta y hacer una carrera que lo tiene muy satisfecho, porque ha cumplido más allá de lo esperado a esta altura del recorrido, al igual que Ignacio Casale en las motos, Boris Garafulic en los autos y Emiliano Fuenzalida en los quads.

“Ahora sí empezó el Dakar”, porque la ida a Jujuy permite salir de los caminos señalizados y adentrarse en la ruta, algo que obligará a los novatos a usar la navegación como principal arma, lo que será clave en el desierto chileno, allí donde se definirá el rally.

Por eso, y por muchas cosas más, “ahora sí empezó el Dakar”