Arrancó el Dakar y lo hizo en grande. Casi 600 mil personas se acercaron a la Avenida 9 de Julio para presenciar la largada protocolar del rally, que presentó a las 407 máquinas que pretenden volver en 14 días.

Tuvieron recompensa quienes buscaban espectáculo y aguardaron mucho para ver pasar a los autos (A las 11 de la mañana ya había gente esperando la caravana, que estaba terminando la reunión técnico): Robby Gordon (muy bien bautizado como el “showman” de esta versión) regaló 2 saltos sobre la rampa de presentación que hicieron aullar a los fanáticos tuercas, quienes saludaban , pedían fotos y souvenirs a los pilotos que estaban muy relajados y dejándose llevar por el ambiente.

Algo que coronó Jorge Latrach con su peluca con los colores de nuestra bandera y su hijo Juan Pablo disfrazado con la llama de su principal auspiciador (Un golazo en términos marketeros), lo que le permitió robarse la película, aunque el sol bonaerense (que castiga una barbaridad -y muchos dicen que es poco comparado con la Pampa argentina o el desierto chileno-) no aconsejara el disfraz más el buzo antiflama.

Asombran la ilusión y las ganas que muestran todos, sorprende la impecabilidad y altísima factura de la producción tras la salida protocolar, la devoción del público por los pilotos (aunque alguno haya confundido a Felipe Prohens con Francisco López al gritarle “Vamos Chaleco”) y la majestuosidad de la puesta en escena, que te deja en claro que estás en medio de un evento de clase mundial.

A estas alturas de la jornada, ya todos están en Victoria esperando la hora de la verdad, cuando ya se acaban las sonrisas y la fiesta, para dar paso a la aventura y a la competencia, una carrera que promete regalarnos más imágenes para disfrutar.