James Dean, un chico malo por excelencia

James Dean, un chico malo por excelencia

¿Alguna vez anhelaste encontrar a un hombre dulce, atento y romántico, pero elegiste a un egoísta, inmaduro y narcicista, pero irrestiblemente seductor? Es muy probable que sí.

Muchas veces sabemos que ese adorable espécimen no nos conviene y nos involucramos igual. Pero no te sientas mal, porque no eres la única, yo creo que todas hemos conocido a un “chico malo” a lo largo de nuestra vida.

Es más, hace algún tiempo un estudio realizado por expertos de las universidades de Bradley y Estatal de Nuevo México, concluyó -tras analizar a 200 universitarias- que ellas prefieren a los de “personalidad más desagradable, extrovertida y los que preferían cambiar de pareja cada poco tiempo”.

Y esa no es la única investigación que respalda esa teoría, pues otra desarrollada más tarde por el psicólogo David P. Schmift -que también participó en el informe anterior- determinó que aquellos que poseen un historial amoroso con varias mujeres, tienen el éxito asegurado en sus relaciones posteriores.

Pero, ¿por qué una mujer quiere a un hombre que a todas luces la hará sufrir?, ¿será producto de la falta de experiencia, la sensación adrenalínica que genera el peligro o el (iluso) anhelo de cambiar al otro?.

Según algunos especialistas, esta obsesión por los malos radica en una especie de carga emocional adictiva, pues esta clase de adonis nos trasmite que es capaz de lograr cualquier cosa. Otros, aseguran que la intención femenina es “domar” a ese hombre rebelde, ya que inconscientemente deseamos que su agresividad esté a nuestro servicio y nos sirva de protección.

También puede ser que en ciertas etapas de nuestra vida -como la adolescencia- admiramos al chico malo e inevitablemente nos sentimos atraídas por él. Pero una vez más “creciditas” buscamos otras cualidades en una pareja y el diablillo deja de llamar nuestra atención, pareciéndonos un payaso divertido, pero payaso al fin y al cabo.

El problema se convierte en grave cuando ese gusto se prolonga en el tiempo y nos damos cuenta que hemos perdido una buena parte de nuestros años de existencia en ese sujeto que no lo valía.

¿Pero, cómo descubrir si estás con un “chico malo”? Hay algunos indicadores que te pueden poner en alerta: si te falta el respeto, no le tienes confianza, sale con otras o es posesivo-obsesivo, es mejor que digas ¡hasta nunca! en lugar de lamentarte más tarde.