El alcoholismo concentrado en el fin de semana duplica el riesgo de morir de un paro cardiaco respecto a un consumo repartido, según un estudio comparativo en Francia y en Irlanda del Norte, colgado en internet el miércoles por el British Medical Journal (BMJ).

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El equipo de Jean-Bernard Ruidavets (Universidad de Toulouse) buscó averiguar si los modos de consumo de alcohol muy diferentes en Francia y en Irlanda del Norte podían estar vinculados con la disparidad de las tasas de mortalidad coronaria constatada en estos dos países.

Las tasas de casos de insuficiencia coronaria aguda (infarto del miocardio y muerte coronaria) es dos veces más elevado en Belfast que en Francia.

Los investigadores siguieron durante diez años a cerca de mil hombres de tres ciudades francesas (Lille, Estrasburgo, Toulouse) y de Belfast, de entre 50 y 59 años e indemnes de patologías cardiacas al lanzamiento del estudio en 1991.

Encontraron que el volumen semanal de alcohol consumido por los bebedores regulares era prácticamente idéntico en Belfast y en Francia.

En cambio los “modos de consumos eran radicalmente diferentes en los dos países: en Belfast, el consumo de alcohol estaba más concentrado en un día del fin de semana (el sábado), cuando en los tres centros franceses, el consumo estaba repartido de forma más regular sobre el conjunto de la semana”.

La preponderancia del “binge drinking”, definido en el estudio como el consumo excesivo de alcohol (es decir cuatro o cinco vasos de vino) en una sola ocasión, era así casi 20 veces más elevado en Belfast que en Francia (9,4% de los hombres en Belfast frente al 0,5% en Francia).

En paralelo, la incidencia anual de fallecimientos coronarios casi se duplicaba en Belfast (5,63 para 1.000) respecto a Francia (2,78).

“Hemos tomado en consideración factores de riesgo clásicos que explican una parte de la variabilidad de 1 a 2 entre Francia e Irlanda del Norte, y hemos introducido el modo de consumo y luego el consumo del vino”, explicó a la AFP uno de los responsables del estudio, Jean Ferrières (Universidad de Toulouse).

“De forma simétrica, está el hecho de consumir en una o dos veces grandes cantidades de alcohol, que da la mortalidad coronaria, y el hecho de consumir regularmente vino, que es protector para el corazón”, indicó.

En Belfast, los hombres bebían principalmente cerveza (75,5%), seguido de licores (61,3%), el vino siendo poco consumido (27,4%). A cambio en Francia, el consumo de vino predominaba (91,8%).

“El consumo de vino refleja comportamiento de vida diferentes respecto a la cerveza y está asociado a otros factores protectores cardiovasculares, como la alimentación”, subrayó Ferrières.

En un editorial publicado por el BMJ, Annie Britton (University College London) advierte en contra de los efectos nocivos del alcohol sobre otras patologías.

“Hay que recordar a todos los grandes bebedores, sea cual sea su modo de consumo, que aumentan su riesgo de numerosas enfermedades, como la cirrosis del hígado, la pancreatitis crónica y varios tipos de cáncer”, afirmó.