Estados Unidos se quedó solo con el respaldo de su aliado Israel en la votación de este martes en la ONU contra el embargo que aplica desde hace casi medio siglo a Cuba.

Una resolución sobre la “necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos contra Cuba” recibió 187 votos a favor, dos en contra (Estados Unidos e Israel) y sólo tres abstenciones (Micronesia, Palau e Islas Marshall).

La votación fue ligeramente más favorable a Cuba que el año anterior, cuando un texto equivalente recibió 187 votos a favor, tres en contra y dos abstenciones. Palau pasó este año de votar en contra a abstenerse.

La Asamblea general de la ONU instó en la resolución a todos los países a abstenerse de aplicar leyes dirigidas a reforzar y ampliar el bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba.

El canciller cubano Bruno Rodríguez Padilla acusó a Estados Unidos de carecer de sustento legal para mantener el embargo, que según él, “califica como genocidio” y acto hostil unilateral contra la isla socialista.

Egipto en nombre de los países no alineados, Yemen en el del Grupo de los 77 más China, y Brasil representando a los del Mercosur, se expresaron en respaldo a Cuba en el debate que precedió la votación.

El representante de Venezuela, Jorge Valero, dijo que “el bloqueo afecta los intereses legítimos de cualquier Estado que decida ser socio comercial de Cuba, a través de la aplicación extraterritorial del sistema estadounidense”.

Se trata de la 19ª vez consecutiva que la ONU vota un texto similar. De los 59 países que apoyaron el texto en 1992, la cifra ha ido aumentando con los años, a 179 en 2004, 184 en 2007, 185 en 2008 y 187 desde el año pasado.

Se trata de la segunda vez que la ONU se pronuncia contra el embargo norteamericano desde la llegada a la Casa Blanca en 2009 del presidente Barack Obama, que finalmente no modificó sustancialmente la política hacia Cuba.

“Es evidente que Estados Unidos no tiene intención de eliminar el bloqueo”, deploró el canciller Rodríguez.

Las sanciones económicas estadounidenses a Cuba datan de 1962, decididas por el presidente John Fitzerald Kennedy, demócrata igual que Obama.

Fue la primera de una serie de medidas de carácter económico y comercial para aislar al régimen de Fidel Castro, a las que siguieron, entre otras, la ley Helms-Burton, la ley Torricelli y las restricciones a los viajes a la isla desde Estados Unidos, ahora levantadas por Obama, aunque sólo para los cubanos.

La resolución de la Asamblea general de la ONU se refiere a esas medidas extraterritoriales al pedir “a los Estados donde existen y siguen aplicándose leyes de es tipo que en el plazo más breve posible y de acuerdo con su ordenamiento jurídico tomen las medidas necesarias para derogarlas”.