Los 28 países miembros de la OTAN trazaban hoy en Bruselas su estrategia defensiva para la próxima década, sopesando dotarse de un sistema antimisiles, pese a las reservas de aliados como Francia, apegada a la disuasión nuclear, y los tiempos de austeridad que corren.

Al abrir una reunión de ministros de Defensa y de Relaciones Exteriores de la Alianza Atlántica, su secretario general, Anders Fogh Rasmussen, apremió a modernizar los medios de defensa, haciendo especial hincapié en la necesidad de crear un sistema que proteja a los 28 países de un eventual ataque con misiles.

“La amenaza es clara, la capacidad es clara y los costos son asumibles”, destacó Rasmussen en el cuartel general de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en Bruselas.

La idea es conectar los sistemas antimisiles ya existentes en Estados Unidos y Europa y ampliar su cobertura, actualmente limitada a las zonas militares, a toda la población.

Estados Unidos sostiene que estos planes suscitan un “amplio acuerdo” en el seno de la Alianza y que el costo de la conexión transatlántica no superará los 270 millones de dólares en diez años.

Pero Francia expresó abiertamente sus “reservas”, destacando que “hay muchas incertidumbres tecnológicas y financieras” sobre el proyecto.

“Nadie puede imaginarse” que un escudo antimisiles aliado pueda proteger de forma eficaz a toda la población civil de un “ataque masivo”, aseguró el ministro francés de Defensa, Hervé Morin.

Francia, potencia nuclear militar, defiende que ese sistema sólo podría ser “un complemento a la disuasión atómica”, pero en eso difiere de Alemania, que lo considera un “sustituto”, según un diplomático francés.

“Creemos en general que el escudo antimisiles es una buena idea” pero también que el “desarme (nuclear) puede y debe desempeñar un papel importante”, afirmó el titular alemán de Defensa, Karl-Theodor zu Guttenberg.

El debate sobre la necesidad de construir un escudo antimisiles se enmarca en el nuevo “concepto estratégico” de la Alianza Atlántica que los ministros prevén concretar este jueves con miras a aprobarlo en la cumbre del 19 y 20 de noviembre de Lisboa, que reunirá a los dirigentes de los 28 países miembros.

Por ahora, se trata de un borrador preparado por Rasmussen en el que se esbozan los medios con los que la OTAN debería hacer frente a las “amenazas modernas”, que van desde los misiles y el terrorismo hasta los ciberataques o la piratería somalí.

El nuevo concepto estratégico servirá de guía para los próximos diez años. El último fue redactado en 1999, dos años antes de los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos.

Por otro lado, los ministros analizaban el jueves la reestructuración de la OTAN llamada a mejorar su eficacia pero también a cumplir los planes nacionales de ahorro, especialmente, en el caso de los países europeos.

Así, el personal militar de la Alianza será rebajado de 11.500 a unos 8.900, según fuentes militares, y se reducirá además el número de agencias de la OTAN, de 14 a tres.

“Mi preocupación es que cuanto más reduzcan nuestros aliados sus capacidades (militares), más la gente mirará hacia Estados Unidos para que cubramos las carencias que se originen”, lamentó el secretario estadounidense de Defensa, Robert Gates.

Rasmussen y Gates se mostraron por otra parte “cautelosamente optimistas” sobre la situación en Afganistán, donde la OTAN lleva a cabo su mayor operación de la historia, según una portavoz de la Alianza.

Se espera que los aliados fijen en la cumbre de Lisboa la fecha de julio de 2011 para que las fuerzas internacionales empiecen a transferir a las afganas el control de la seguridad.