Los “primeros europeos” descubiertos en los años 90 en el yacimiento de Atapuerca, en el norte de España, cuidaban de sus mayores, según un estudio publicado en Estados Unidos en el diario de la National Academy of sciences (PNAS).

Los investigadores, en su mayoría de la Universidad Complutense de Madrid, llegaron a esta conclusión al examinar los restos de una pelvis y de una columna vertebral humanas de más de 500.000 años encontradas en este yacimiento, uno de los más importantes de Europa, incluido en 2000 en el Patrimonio Mundial de la Humanidad.

El examen “ha revelado que este esqueleto parcial, perteneciente a un varón de gran corpulencia física de una especie antepasada de los neandertales, padecía importantes enfermedades degenerativas desde mucho antes de morir, con más de 45 años de edad”.

Estas enfermedades “obligarían al individuo a adoptar una posición encorvada y, quizás, a usar un báculo para mantenerse erguido” y “probablemente le impedían cazar”.

“Su supervivencia durante largo tiempo con estas discapacidades, hace suponer a los autores que el grupo social nómada del que formaba parte este individuo, tendría una atención especial con sus mayores”, escriben los autores del estudio.

Un anterior estudio, realizado en este yacimiento, había demostrado en 2009 que estos hombres prehistóricos eran caníbales a los que les gustaba la carne de niños y adolescentes.

Los restos fosilizados que se han encontrado en el yacimiento a partir de 1994 corresponden probablemente a los primeros seres humanos que se desarrollaron en Europa, denominados “Homo antecessor”.

El Homo antecessor, que vivió antes que el hombre de Neandertal y el Homo Sapiens, se instaló hace unos 800.000 años en las cuevas de Atapuerca, sin duda, tras una larga migración desde Africa, a través del Próximo Oriente, el norte de Italia y Francia.