Cristianismo, islam y judaísmo deben trabajar por la paz en Oriente Medio, afirmó el papa Benedicto XVI el domingo en la apertura de un Sínodo en el Vaticano que por primera vez cuenta con la participación de altos líderes judíos y musulmanes.

Las tres principales religiones presentes en Oriente Medio deben “promover los valores culturales y espirituales que unen a la gente y excluir toda forma de violencia”, afirmó el Papa durante la misa que dio inicio a los trabajos del Sínodo sobre Oriente Medio en la basílica San Pedro.

Durante esta misa, oficiada conjuntamente con los “padres sinodales”, Benedicto XVI reafirmó que la paz es “indispensable” para un “desarrollo armonioso” de todos los habitantes de los países de la zona, algunos de los cuales conocen una “situación social y política delicada incluso a veces dramática”.

“Esta es también una buena ocasión para continuar nuestro diálogo constructivo con los judíos (…) así como con los musulmanes”, afirmó el Sumo Pontífice en momentos que varios países de la región conocen un incremento del fundamentalismo islámico.

El jefe de la iglesia Católica también pidió en su sermón la contribución de la comunidad internacional que debe, afirmó, “apoyar una vía fiable, leal y constructiva hacia la paz” en la región.

El principal objetivo de esta reunión es examinar los mayores desafíos a los que deben enfrentarse los católicos de Oriente Medio, región duramente afectada por las tensiones políticas y religiosas.

Al tiempo que reconoció sus “dificultades”, Benedicto XVI pidió a los cristianos de esa parte del mundo, “cuna de la Iglesia”, que continúen siendo “piedras vivas de la Iglesia”.

Las condiciones de vida a menudo precarias de las minorías cristianas en la región llevan a muchos a emigrar, y ahora Oriente Medio sólo cuenta 20 millones de cristianos, de los cuales 5 millones de católicos, del total de 356 millones de habitantes.

Pero “vivir dignamente en su propia patria es un derecho fundamental: es necesario entonces favorecer las condiciones de paz y de justicia indispensables para un desarrollo armónico de todos los habitantes de la región”, agregó el Papa.

El diálogo con las otras religiones, judaísmo e islam, en el que los cristianos pueden tener un papel clave, según la Iglesia, es otro de los principales temas del encuentro.

El árabe será una de los idiomas oficiales del Sínodo, al que asisten 185 prelados, de los cuales un centenar proveniente de Oriente Medio, y que cuenta con la presencia de líderes de las iglesias copta, maronita, melkita, siríaca, caldea y armenia, y del patriarca latino de Jerusalén.

Dos importantes representantes del islamismo, entre ellos el ayatolá iraní Seyed Mostafa Mohaghegh Ahmadabadi, y el líder judío, el rabino David Rosen, director de Asuntos Interreligiosos del Comité Judío Internacional, fueron invitados por el Papa a la reunión el 14 y 13 de octubre.

Se trata de la primera vez que representantes de esas dos religiones participan al mismo Sínodo, aunque no se cruzarán.

El Sínodo se clausurará el próximo 24 de octubre tras dos semanas de debates a puerta cerrada.