El papa Benedicto XVI recibió este viernes en el Vaticano al presidente francés, Nicolas Sarkozy, quien espera enterrar así las polémicas por la política de expulsión de gitanos de Francia y conquistar el corazón del electorado católico.

Sarkozy, quien fue recibido en el estudio privado del Papa en el palacio apostólico, conversó a puerta cerrada por cerca de media hora con el jefe de la Iglesia católica.

“Durante la cordial conversación se abordaron temas de política internacional, así como el proceso de paz en Medio Oriente, la situación de los cristianos en varios países y la ampliación de la representatividad de las áreas del mundo en los organismos multilaterales”, indicó el Vaticano en un comunicado oficial en el que no se aborda el espinoso tema de los gitanos.

La nota vaticana reitera la “recíproca voluntad de mantener un diálogo permanente” con Francia y de continuar a “colaborar constructivamente en los asuntos de interés común”.

Es la segunda vez que Sarkozy es recibido por Benedicto XVI en el Vaticano, tras la visita oficial a la Santa Sede del 20 de marzo del 2007.

Durante el encuentro, el pontífice recordó su visita a Francia en septiembre del 2008, para cumplir una peregrinación al santuario mariano de Lourdes.

Después del intercambio de regalos y con un gesto inusual, Sarkozy llegó a pedir como regalo un rosario bendecido por el pontífice para una sobrina.

Sarkozy, quien presentó luego al Papa la delegación que lo acompaña de una decena de personas, entre ellos dos parlamentarios, había pedido la audiencia para intentar saldar el malestar generado en el Vaticano y en la iglesia francesa por la política de Francia contra los gitanos.

El pasado 22 de agosto, Benedicto XVI hizo un llamamiento en francés invitando a acoger “la legítima diversidad humana”, sumándose indirectamente al coro de críticas, en ocasiones violentas, contra la política del presidente francés.

Organizaciones caritativas y miembros del clero francés junto con la ONU han condenado y expresado su preocupación por la expulsión desde fines de julio de más de 1.700 gitanos europeos instalados en campamentos como resultado del endurecimiento de la política de seguridad del presidente.

La Comisión Europea anunció la semana pasada que abrirá un expediente a Francia si el gobierno no ofrece antes de mediados de octubre garantías firmes de que respeta las normas que garantizan la libre circulación de los ciudadanos europeos en territorio europeo.

Sarkozy, que se entrevistó también con el número dos de la Santa Sede, el cardenal Tarcisio Bertone, concluyó la visita relámpago al Vaticano con “un momento de recogimiento” en la basílica de San Pedro.

Se trató de la única ocasión en que se hizo alusión a los gitanos, al exhortar el cardenal francés Jean-Louis Tauran a “Francia y a sus dirigentes” a actuar con “justicia”, “educación” e invitándolos a “acoger a los perseguidos y a los inmigrantes”.

La visita papal forma parte de los actos organizados recientemente por el mandatario francés para conquistar el electorado católico, que si bien sigue siendo de derecha, se ha distanciado del jefe de Estado.