Los jefes de las Fuerzas Militares y de la Policía de Ecuador se reunieron para “limar asperezas”, una semana después de que ambos cuerpos combatieran en el operativo militar que rescató al presidente Rafael Correa durante una rebelión policial, informaron fuentes oficiales.

En el enfrentamiento murieron dos militares, dos policías leales y un estudiante que manifestaba en favor del mandatario. Otros cinco civiles fallecieron en el puerto de Guayaquil (suroeste) en desórdenes relacionados con la insurrección.

La reunión fue para “limar asperezas que pudieron haberse levantado, pero siempre también recordando que las Fuerzas Armadas no enviamos a atacar a la Policía, nosotros fuimos a rescatar al presidente de la Republica”, dijo a periodistas el jefe del Comando Conjunto de la institución, general Ernesto González.

“Nuestro personal fue con material antimotines, desgraciadamente elementos infiltrados, diría yo, tuvieron otro comportamiento y tuvimos también que hacer uso de nuestra legítima defensa”, justificó el militar.

Los choques se libraron en las inmediaciones de un hospital de Quito donde Correa estuvo retenido durante varias horas por policías que le exigían derogar una ley que les redujo beneficios económicos.

Por su parte, el comandante de la Policía, general Patricio Franco, tildó de “grata” la visita del mando castrense y sostuvo que la cita fue para “tratar asuntos que convienen a las dos instituciones”.

Franco manifestó “respeto” por las Fuerzas Militares como parte de los organismos que “respaldan la seguridad del país”.

Correa y la Organización de Estados Americanos (OEA) denunciaron el hecho como una intentona golpista de grupos externos a la Policía, que se aprovecharon del reclamo gremial. Correa señaló en particular al ex presidente Lucio Gutiérrez, quien negó la acusación.