El presidente conservador francés Nicolas Sarkozy anunció el jueves ajustes en su reforma de la jubilación que costará 3.400 millones de euros financiados con una tasa sobre el capital y plusvalías sobre ventas inmobiliarias, mientras se radicaliza la movilización social.

Sarkozy “pidió al gobierno que a la mayor brevedad” presente varias enmiendas al proyecto de ley que estudia el Senado, referidas a la edad de jubilación de las mujeres que interrumpieron sus carreras para criar a sus hijos y para los padres de niños discapacitados, indicó un comunicado del Elíseo, sede de la presidencia.

En ambos casos, la edad para cobrar una jubilación completa seguirá siendo 65 años y no 67 como prevé la reforma actual, que también contempla elevar de 60 a 62 años la edad mínima para tener derecho a la jubilación.

Esos son los dos puntos que más rechazo provocan en los franceses y cuyo mantenimiento volvió a defender el presidente Sarkozy en su comunicado.

“El aumento progresivo de la edad legal de la jubilación a los 62 años (ndlr: a partir de 2018), es un componente esencial de la reforma (…) También lo es para la edad de 67 años a partir de 2023″, precisó el texto.

Los ajustes anunciados el jueves “representan un costo de 3.400 millones de euros que serán financiados por una retención fiscal sobre el capital de 0,2 puntos y una tasa sobre las plusvalías de ventas inmobiliarias que no sean la residencia principal del 17% al 19%”, puntualizó el comunicado.

La presidencia francesa anunció estas medidas tras una reunión presidida por Sarkozy en la que participó el ministro de Trabajo, Eric Woerth. Posteriormente, este último hizo el anuncio en la Cámara Alta, donde se estudia desde el martes la reforma que será sometida a votación dentro de diez días.

Tras una jornada de huelgas y masivas manifestaciones contra esta reforma, el 7 de septiembre, el gobierno había anunciado ajustes en la jubilación de quienes realizan trabajos difíciles o quienes comenzaron a trabajar antes de los 18 años.

Las enmiendas anunciadas por el gobierno “no modificarán la crítica fundamental al proyecto de reforma”, dijo a la prensa el secretario general de la CGT, primer sindicato francés, Bernard Thibault.

La CFDT (reformista), segundo sindicato francés, consideró que las concesiones del gobierno son “un paso adelante” pero que el proyecto sigue siendo “muy insatisfactorio”.

El anuncio del gobierno se produce mientras la movilización social contra la reforma se radicaliza de cara a la quinta jornada de protesta convocada por las centrales obreras francesas para el martes próximo.

“Sigue siendo una muy mala reforma para los trabajadores y sobre esa base seguiremos movilizándonos el 12 de octubre”, sostuvo Thibault.

Sindicatos del transporte público parisino, ferroviario, de la red urbana de transporte del interior del país, del sector petrolero, energético, químico y de transporte marítimo convocaron huelgas indefinidas o prorrogables.