Las esposas de dos de los cinco cubanos presos en Estados Unidos desde 1998 y condenados por espionaje a penas de cárcel que van hasta dos cadenas perpetuas, pidieron el miércoles a Europa que intervenga ante el presidente estadounidense Barack Obama para que les conceda el indulto.

“Obama, tiene como presidente de los Estados Unidos el respaldo de la propia Constitución para poder otorgar un perdón presidencial”, afirmó a la AFP en París Adriana Pérez, esposa de Gerardo Hernández, condenado en 2001 a dos cadenas perpetuas, la pena más dura pronunciada contra uno de ellos.

“Sabemos que la administración Obama es vulnerable, que no tomaría ninguna decisión voluntaria o espontánea. Por eso es necesario intensificar todas las acciones para que Obama pueda tener respaldo internacional”, agregó Adriana Pérez, que a sus 40 años lleva 12 sin ver a su marido.

Adriana Pérez y Olga Salanueva, iniciaron el martes en Francia una gira que las llevará a Estrasburgo, pero también a Bélgica, Luxemburgo, Austria, Eslovenia y España, donde se reunirán con legisladores, responsables gubernamentales y organizaciones de abogados y juristas, entre otros.

Durante el encuentro celebrado en la embajada cubana en París, Olga, de 50 años, esposa de René González, explicó las etapas judiciales llevadas adelante desde la detención hasta las condenas pasando por un juicio “manipulado” celebrado “en un contexto de presión de las mafias de Miami” hasta el rechazo de la Corte Suprema de Estados Unidos a revisar las condenas.

“Hasta ahora pedíamos justicia (…) pero ya todo eso lo recorrimos y ahora quien los tiene que liberar es el presidente” estadounidense, apuntó Olga, que no ve a su marido desde el año 2000.

Gerardo Hernández (45 años), Fernando González (47), Ramón Labañino (47), Antonio Guerrero (52) y René González (54), considerados “héroes” por Cuba, fueron detenidos en septiembre de 1998 en Miami (Florida). En 2001 fueron condenados por espionaje a penas de 15 años de prisión a dos cadenas perpetuas.

Cuba los reconoció como agentes que vigilaban a grupos anticastristas asentados en Florida pero negó toda implicación de espionaje o amenaza a la seguridad de Estados Unidos.