Pegando carteles en sus casas las familias del campamento El Molino de Dichato expresaron su molestia por la falta de servicios básicos en el campamento, los baños aún no tienen luz eléctrica y acceder al agua potable complica a las personas de la tercera edad que viven en una de las aldeas más grandes de la zona.

En el campamento El Molino de Dichato, la señora Lidia comienza a lavar la ropa, una tarea cotidana y simple para muchos, pero aquí no se trata de echar la ropa a lavadora y apretar un botón, ya que el agua la deben llevar hasta la casa en baldes, toda una hazaña para esta mujer de 77 años, que vive junto a su hermana que está enferma.

Admite que a esta realidad cuesta acostumbrarse y a veces rompe en llanto, ya que en el campamento cosas simples como ir al baño o ducharse se complican

En la entrada del campamento los vecinos pegaron algunos carteles en forma de protesta, aprovecharon la inauguración de la sede y la visita de autoridades regionales para expresar su molestia. “Hace falta otro mundial para que llegue el Presidente a conocer la realidad en que viven a 7 meses del terremoto y tsunami” dicen algunos letreros.

Las dificultades para tener agua es uno de los problemas que aqueja a estas familias, y uno de los dirigentes vecinales, Miguel Barra, dice que hay grandes baldes para almacenar agua que nunca se han ocupado

Las personas de la tercera edad son las que tienen mayores dificultades al igual que la señora Lidia, Diosfora Marín, debe ir a buscar agua a unos cuentos metros de su casa para poder realizar las labores en su hogar.

En el campamento El Molino, uno de los más grandes de la zona, dos familias deben compartir un baño, la limpieza es responsabilidad de ellos y esto al parecer no ha representado un problema, si lo es la falta de luz en los containers y también la ausencia de agua caliente, según contó Paola Gatica, quien vive junto a sus esposo y sus tres hijos y donde el cuidado del más pequeño se complica por las dificultades que existen para acceder a los servicios básicos.

Son 7 meses los que han pasado del terremoto y del cambio radical de vida de estas personas, que día a dia enfrentan las dificultades de vivir en las denominadas aldeas. Si bien se construyeron sedes, y organizaciones sociales llegan a prestar ayuda, muchas familias se sienten desamparadas y centran sus esperanzas en los funcionarios del Gobierno Regional que llegan al lugar a escuchar sus problemas. Esperan una respuesta rápida y efectiva, sobre todo para que su estadía en estos campamentos no se extienda por años.