Las autoridades cubanas autorizaron la salida a Estados Unidos de Juan Almeida García, hijo de un histórico Comandante de la Revolución, luego de una mediación del cardenal Jaime Ortega, confirmó este martes la Iglesia Católica.

“Hace unos días una hija de Almeida le solicitó al cardenal que se interesara por el caso y en la tarde del lunes, las autoridades respondieron que concederían el permiso de salida, lo que le fue informado a Almeida en la noche”, dijo la AFP el portavoz del Arzobispado de La Habana, Orlando Márquez.

Almeida, un abogado de 43 años, solicitó este martes su permiso de salida ante las autoridades migratorias, las que respondieron que su pasaporte sería habilitado el miércoles, dijeron fuentes cercanas a la Iglesia.

Almeida es uno de los siete hijos del Comandante Juan Almeida Bosque, fallecido el 12 de septiembre de 2009.

Almeida García, cuya esposa e hija viven en Miami, Estados Unidos, padece una peligrosa enfermedad degenerativa (espondilitis reumatoidea), para la cual recibió tratamiento especializado en Europa hace unos años, según ha dicho el propio abogado.

Sus viajes médicos fueron suspendidos y negada la posibilidad de salir del país, lo que provocó desde hace unos dos años, intentos de salida ilegal y protestas públicas, por lo cual fue arrestado en varias ocasiones.

La mediación se suma a otras realizadas por el cardenal para la excarcelación de 52 presos políticos, 26 de los cuales emigraron ya a España y otros seis lo harán en los próximos días.

También solicitó el cese de hostigamientos y actos de repudio contra las Damas de Blanco, esposas de los presos políticos condenados en 2003, y contra Reina Luisa Tamayo, madre del preso político Orlando Zapata, cuya muerte, tras 85 días de huelga de hambre, tuvo un fuerte impacto internacional.

El cardenal también medió para la salida hacia Estados Unidos del preso parapléjico, Ariel Sigler, quien se trata su enfermedad en ese país.

La labor mediadora de la Iglesia ha recibido apoyo del Vaticano, España y el resto de la Unión Europea, pero dividió a la disidencia interna entre los que la apoyan y los que dirigieron una carta al papa Benedicto XVI formulando fuertes críticas a los Obispos.