El presidente Dimitri Medvedev expuso claramente el viernes en Erevan, donde firmó un acuerdo de defensa con Armenia, las ambiciones geopolíticas de Rusia en el Cáucaso, insistiendo en que Moscú es el gendarme de esta estratégica y conflictiva región.

Dimitri Medvedev | Wikipedia

Dimitri Medvedev | Wikipedia

Dos años después de la intervención de las tropas rusas en Georgia, Medvedev declaró durante su visita a Armenia que la paz de esta región, compuesta de 3 repúblicas ex soviéticas -Armenia, Georgia y Azerbaiyán- es responsabilidad de Rusia.

“La misión de Rusia como país más grande y poderoso de la región (…) es garantizar la paz y el orden”, declaró el presidente ruso durante una reunión con su homólogo armenio Serge Sarkissian.

Rusia y Armenia acaban de firmar un acuerdo prolongando la presencia militar rusa en Armenia hasta 2044. Unos 3.500 militares rusos permanecen en esta ex república soviética.

El presidente Sarkissian subrayó que el acuerdo ampliaba también las funciones de esta base en Gyumri (oeste de Armenia, en la frontera con Turquía) y que a partir de ahora Moscú se comprometía a asegurar la seguridad armenia.

“Se ha prolongado la presencia la base rusa en Armenia y se ha ampliado su alcance geográfico”, dijo. Hasta ahora esta base podía servir sólo para operaciones en el interior de las fronteras de la ex Unión Soviética, pero “este límite no existe más”, agregó.

“Rusia tomó la responsabilidad de asegurar conjuntamente la seguridad militar de Armenia y de equipar nuestras fuerzas armadas con armamento moderno”, continuó Sarkissian.

Según él, Moscú defenderá a Armenia de su vecino Azerbaiyán con quien mantiene relaciones muy difíciles ya que Erevan apoya al enclave separatista de Nagorny Karabaj, región azerbaiyanesa de mayoría armenia.

Este territorio, anexado a Azerbaiyán durante el periodo soviético, proclamó su independencia luego de una guerra que dejó 30.000 muertos y centenas de miles de refugiados entre 1988 y 1994. Todavía persisten escaramuzas mortales.

El Cáucaso Sur es importante para Rusia ya que es una zona de tránsito estratégico para los hidrocarburos del mar Caspio.

Desde la caída de la Unión Soviética, Moscú perdió gran parte de su influencia en la región y Georgia se acercó a Estados Unidos y la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) mientras que Azerbaiyán abría sus vastas reservas de petróleo a los grupos occidentales.

Estos construyeron entre el mar Caspio y Turquía un oleoducto que esquiva a Rusia y transporta el petróleo a Europa.

Pero Moscú nunca cesó de intervenir en la región, apoyando en los años ’90 a las repúblicas separatistas georgianas de Osetia del Sur y Abjasia contra el poder de Tiflis, considerado muy insumiso.

En 2008, Rusia lanzó una intervención militar masiva en Georgia, luego de un ataque de las fuerzas de Tiflis en Osetia del Sur. Luego reconoció la independencia de los territorios separatistas georgianos e instaló bases militares.

El Cáucaso Norte, en el sur de Rusia, se ha visto desestabilizado en los últimos años por una rebelión islamista que se propagó luego de dos guerras desde 1994 en Chechenia.