La nutricionista-master en Gerontología, Yolanda Aravena, afirmó que el ácido fólico, Omega 3 y las fibras son ideales para el adulto mayor, agregando que en la etapa avanzada de la vida es fundamental realizar una distribución adecuada de nutrientes para mantener niveles normales de lípidos en sangre, colesterol y triglicéridos.

Imagen | guia-nutricion-salud.com

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Dijo que estos aspectos serán abordados principalmente en el XIV Congreso Nacional de Geriatría y Gerontología que se desarrollará en Santiago, los días 26 y 27 de agosto próximo.

La especialista, miembro de la Sociedad de Geriatría y Gerontología de Chile, enfatizó que una alimentación balanceada tiene una notable influencia en el envejecimiento activo, ya que interviene en la mantención, en la restauración de la salud y en la reducción del riesgo de padecer enfermedades crónicas.

“En la etapa adulta mayor, la persona se muestra más vulnerable a las deficiencias nutricionales, por los cambios fisiológicos, físicos, psíquicos y sociales, de ahí la importancia de mantener una ingesta adecuada de nutrientes de acuerdo a la edad, sexo, a la actividad física que desarrolla y a las patologías presentes”, expresó Aravena.

“En adultos mayores con deficiencias nutritivas es frecuente ver disminuida la capacidad defensiva contra las condiciones ambientales, lo que se evidencia en ocasiones con fracturas, infecciones y en la aparición de enfermedades de difícil recuperación”, dijo.

“Modificando los patrones alimentarios del adulto mayor puede resultar una vida más larga y saludable, manteniendo su autonomía a más edad”, agregó la especialista.

Sostuvo que en esta etapa de la vida, se debe hacer una distribución adecuada de los nutrientes para preservar la masa muscular, el sistema inmunológico y la función cognitiva.

“Con una dieta balanceada se puede prevenir patologías como osteoporosis, anemia, enfermedades cardiovasculares, algunos cánceres en especial de mama y de colon y mantener los niveles normales de lípidos en sangre, colesterol y triglicéridos”.

Precisó que los alimentos recomendados para ello son: productos lácteos de bajo contenido graso, alimentos proteicos de origen animal como carnes en general (preferir blancas), huevo, pescados de preferencia los grasos (salmón, jurel, atún, sardina), leguminosas, cereales integrales, frutas (preferir naranja, mandarina, pomelo, kiwi o guayaba, por su alto contenido en vitamina C).

Pensando en esta época del año, la nutricionista recomienda incorporar aquellos alimentos “que liberan calor para aumentar la temperatura corporal, todos aquellos de mayor densidad energética como leguminosas, carbohidratos complejos (cereales integrales), fruta seca (ciruelas, descarozados en general), frutos secos (nueces, maní, almendra, pistachos, avellanas), sin restringir el consumo de los otros alimentos antes mencionado.

Otro elemento vital es el consumo de agua. Es fundamental mantenerlos hidratados, ya que el agua regula el volumen celular, transporta los nutrientes, remueve los desechos y regula la temperatura corporal. Es un elemento esencial, siendo indispensable para mantener el buen funcionamiento de los riñones, evitar la deshidratación y facilitar la digestión, entre otros.