¿Qué harías si tuvieras los conocimientos y agallas suficientes para cometer los crímenes cibernéticos más recordados de la historia? Este es el testimonio de Kevin David Mitnick (47), el estadounidense que en 1995 alcanzó la fama tras haber sido acusado de ingresar al sistema de gobierno de Estados Unidos y ser sindicado como una persona de alta peligrosidad para la nación.

Kevin Mitnick | wgeek.com.ar

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Si bien fue liberado tras un año por presentar una insólita “adicción a los computadores”, Mitnick ha querido traspasar sus conocimientos a una nueva generación, razón por la cual en plena conferencia Campus Party celebrada en México se decidió a comentar sus “más grandes crímenes” informáticos, como informó ABC.

Las formas más fáciles de violar un sistema operativo según Mitnick, de modo de obtener de manera rápida y sin mayores dificultades una información sobre un individuo u organización que sea clave para el ataque cibernético, son las siguientes:

1.- Abusar de la incapacidad de las personas para decir “no” ante una petición bien hecha.

2.- Ofrecer ayuda para cambiar la contraseña de una cuenta de correo electrónico.

3.- Enviar un correo electrónico.

4.- Hacer una llamada telefónica a una empresa determinada.

5.- Enviar un mensaje de texto por celular o un archivo adjunto por un computador.

E incluso se dio el tiempo de contar otras “anécdotas” con claves que servirían de inspiración a hackers modernos:

- Insertar un virus en una memoria flash o USB luego “olvidarlo” en un área pública para que una víctima lo tome de curioso y lo inserte en su dispositivo. Así se infecta y le otorga al hacker el acceso a sus datos.

- Mandar, desde un computador, un mensaje a un teléfono celular usando el número de otra persona de confianza de la víctima, por ejemplo el de su madre, de modo que caiga fácilmente en la trampa del pirata informático.

Lo cierto es que Metnick se guardó sus mejores trucos pues, como él considera, es un adicto a estas prácticas: “No fue para nada el gusto de hacer daño o ganar dinero sino la curiosidad, el talento, la aventura y, sobre todo, la pasión por la tecnología”.

Por ello, pese a que en su historial figure el haber entrado ilegalmente a la Fuerza Aérea de Colorado por medio de la línea telefónica, falsificar el balance general del “Security Pacific Bank” y tomar poder del “Digital Equipment Corporation”, la adrenalina de poner en riesgo su libertad en 1981, 1983, 1987 y 1995 fue su droga más fuerte.

Sin embargo, en la actualidad el hacker lleva una vida distinta ayudando desde el otro lado a las empresas que quieran evitar los reiterativos ataques. Junto a su empresa “Mitnick Security” (conocida anteriormente como “Defensive Thinking”), se dedica a la consultoría y asesoramiento en materias de seguridad.