Todavía permanecen los ecos de una jornada intensa y claramente penosa para los cercanos a María Viviana Haeger, sobre todo por las circunstancias que rodearon tanto el hecho en sí, como el funeral.

De partida Ricardo Haeger, hermano de la contadora dejó muy en claro que la tesis del suicidio está completamente descartada tanto por él, como por más integrantes de la familia como su madre y hermanas.

Ricardo Haeger fue tajante a la hora de pronunciarse sobre la sola idea de que María Viviana hubiera atentado contra su vida.

Los tensos momentos previos al funeral, cuando la familia Massé evitó
contacto con Jaime Anguita, el esposo de la víctima, dejaron en claro que las suspicacias y dudas no cesan aunque Anguita señale que las
desavenencias están disipadas.

Pese a ello no quiso referirse al tema tras el sepelio centrando su discurso en el futuro y la tranquilidad de saber que su mujer descansa en paz.

Esta semana será importante no sólo para la investigación, sino también
para quienes investigaron, pues desde Santiago se sigue atento el tema y no se descartan ajustes considerando que desde un inicio hubo señales erráticas, como el silencio de la primera semana que fue roto tras una orden estricta desde el Alto Mando.

También esta semana debería conocerse el resultado de los exámenes toxicológicos a las muestras que se tomaron durante la autopsia de María Viviana, los que ayudarán a despejar muchas dudas, pero dejarán otras sin resolver pues de confirmarse la presencia de algún elemento químico, la gran incógnita será si lo ingirió de muto propio u obligada por alguien.

Semana de respuestas y análisis, semana en que debería haber un
pronunciamiento en la Fiscalía y la PDI sobre la otra gran duda, porqué
nadie supo que el cuerpo estuvo en la misma casa-si fuese así-cuando se supone que los investigadores hacen su trabajo de manera acuciosa, al menos para eso se dice que están.