La denuncia de que las guerrillas colombianas se refugian en los países vecinos con la tolerancia de sus autoridades busca dañar a gobiernos progresistas que no están en la línea de Estados Unidos, dijo el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, en una declaración emitida este sábado.

“Esto no resiste el menor análisis. Son las tonterías que se repiten una y otra vez en Colombia, Estados Unidos y Europa para hacerle daño a gobiernos progresistas”, dijo Correa en su informe semanal de labores, grabado el viernes y transmitido este sábado por televisión.

Según el mandatario, tal infundio pretende al mismo tiempo “proteger a los gobiernos ideológicamente coincidentes con la tendencia dominante en Estados Unidos y Europa”.

Correa asiste este sábado a la investidura del mandatario colombiano, Juan Manuel Satos, con quien sostendrá un encuentro bilateral para conversar sobre la normalización de las relaciones diplomáticas.

Los vínculos fueron reactivados a nivel de encargados de negocios en noviembre pasado tras 21 meses de ruptura por parte de Quito debido a un bombardeo colombiano contra una base clandestina de las FARC en territorio ecuatoriano, el 1 de marzo de 2008, que dejó 25 muertos.

Correa dijo que concederá varias entrevistas en Colombia -adonde no viajaba desde que se desató la crisis- para desmentir la versión de que “los desgraciados son los países limítrofes porque allá entran a descansar las FARC”.

“Que entren a descansar aquí las FARC, si entran, significa que salen de Colombia a descansar. ¿Por qué no los agarran cuando salen y nos dicen a nosotros que los agarremos cuando entran?”, agregó el presidente, recordando que Colombia y Ecuador comparten una frontera de 750 km, mayoritariamente selvática.

“Si tener infiltrada una columna o un campamento de las FARC, como sucedió en Angostura (lugar del bombardeo en 2008), significa ser cómplice de las FARC, no hay mayor cómplice que el gobierno colombiano, porque por cada campamento que tenemos en nuestro territorio ellos tienen 50″, subrayó Correa.

El 22 de julio, Colombia denunció ante la Organización de Estados Americanos (OEA) que unos 1.500 rebeldes colombianos se refugian en Venezuela con la complicidad de autoridades de ese país.