La preocupación por el riesgo de brotes epidémicos crecía el lunes en Pakistán, después de las peores inundaciones en 80 años que dejaron un balance de más de 1.200 muertos y 1,5 millones de damnificados.

Las precipitaciones provocaron fuertes inundaciones y deslizamientos de tierra, destruyendo miles de viviendas y devastando las tierras agrícolas en una de las regiones más pobres de Pakistán, ya golpeada por la violencia atribuida a los insurgentes talibanes y a grupos vinculados a Al Qaida.

Las autoridades paquistaníes han advertido de la propagación de cólera y gastroenteritis debido a la falta de agua potable, precisando que aún continúan evacuando damnificados en el distrito de Swat.

“Estimamos que unas 100.000 personas, en su mayoría niños, se han visto afectados por el cólera o por enfermedades gástricas”, indicó Syed Zahir Ali Shah, ministro de Salud de la provincia de Jiber Pajtunjua (noroeste).

“Nuestra prioridad inmediata es evacuarlos hacia lugares seguros, y luego brindarles el cuidado sanitario”, señaló, añadiendo que varios equipos médicos ya habían sido enviados en helicóptero a las zonas afectadas.

Según Anwer Kazmi, portavoz de la Edhi Foundation -la asociación caritativa más grande del país-, al menos unas 1.256 han muerto. El distrito de Swat, con 475 muertes, sería el más afectado.

Ante la magnitud de la catástrofe, las ofertas de ayuda han comenzado a llegar. El gobierno estadounidense prometió el domingo una ayuda de diez millones de dólares y el envío de helicópteros, botes, agua y artículos de primera necesidad.

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, también se comprometió a ayudar con hasta diez millones de dólares, en tanto que China -también golpeada por inundaciones en el noreste- anunció que contribuiría con 1,5 millones de dólares.

La Comisión Europea había anunciado el sábado que liberaba una partida de 30 millones de euros en ayuda humanitaria para Pakistán.

Entre tanto, cientos de damnificados permanecen en refugios temporales en Peshawar, la principal ciudad de la región, y en Muzafarabad, capital de la Cachemira paquistaní.

Por segundo día consecutivo, cientos de damnificados reclamaban a los gritos la ayuda del gobierno.

“Mi familia encontró refugio en una escuela, pero no hemos recibido ni agua potable, ni comida ni medicamentos”, señaló a la AFP Fahimud Din, un comerciante de 27 años de la zona aledaña a Peshawar.

“Mi hijo está enfermo de cólera, pero no hay médicos”, añadió.

El ejército y el Centro Nacional de Gestión de Catástrofes, encargados de los operativos, señalaron haber socorrido a más de 28.000 personas en la provincia de Jiber Pajtunjua.

Unos 29.529 hogares quedaron destruidos en el noroeste, según las mismas fuentes.

Los servicios paquistaníes de meteorología señalaron que se trataba de precipitaciones “sin precedentes” y anunciaron que durante las próximas dos semanas se puede esperar hasta 200 milímetros de agua en la región.