Los ingenieros intentaban este sábado sellar la fuga de petróleo que sigue provocando un derrame de crudo en el Golfo de México luego de que el presidente Barack Obama visitara el viernes la zona del desastre y prometiera no abandonar a los damnificados.

Mientras la petrolera británica BP solicitaba paciencia para darle tiempo a su arriesgado operativo de sellado de la masiva pérdida de crudo, Obama prometió “continuar haciendo todo lo necesario para ayudar a que los estadounidenses y sus medios de vida estén a salvo del derrame”.

Obama, vestido con botas de escalar y con la camisa arremangada, ordenó que se triplique el número de trabajadores que se esfuerzan febrilmente en contener y limpiar el derrame a lo largo de la costa sur del país.

El presidente recorrió una playa de Luisiana afectada por el petróleo, levantando fragmentos de alquitrán para observarlos, al tiempo que delineaba una “respuesta histórica” de su gobierno al desastre que ha arrojado millones de galones de petróleo a las aguas del Golfo de México.

Su segundo viaje a la región desde la explosión del 20 de abril que causó el hundimiento de la plataforma petrolera Deepwater Horizon, 80 km mar adentro, tuvo lugar mientras expertos y residentes contienen la respiración, a la espera de que BP pueda detener el flujo de crudo que emana de la rotura de un oleoducto.

Científicos del gobierno estiman que de 12.000 a 19.000 barriles de crudo al día se han vertido en el Golfo desde que la plataforma se hundió dos días después de la explosión que causó la muerte de 11 trabajadores.

“Creo que el elemento central es ejercitar la paciencia”, declaró el director operativo de BP, Doug Suttles, y añadió que la operación demoraría entre 24 y 48 horas más.

La firma británica está utilizando submarinos robotizados para bombear fluidos pesados hacia el pozo, con la intención de sofocar la fuga el tiempo suficiente para permitir que los ingenieros sellen la grieta con cemento.

“Tenemos períodos en los que bombeamos, tenemos períodos en los que monitoreamos los resultados de ese bombeo, tenemos períodos donde en realidad estamos bombeando lo que podríamos llamar basura”, dijo Suttles, buscando disipar las preocupaciones sobre por qué BP ha detenido el bombeo en varias ocasiones desde que comenzó el miércoles pasado.

El New York Times señaló este sábado que la operación estaba marcada por “una aparente falta de progreso”, y añadió que según las autoridades el proceso continuaría otras 48 horas antes de desistir y considerar otras opciones, incluyendo montar otra cúpula de contención para tratar de retener el petróleo.

El desastre ya ha causado el cierre de largas franjas de aguas costeras de pesca, tras poner en peligro los medios de vida de los residentes, entre ellos el turismo, y tras amenazar con una catástrofe a los pantanos de Luisiana, hogar de muchas especies poco comunes.

El jefe de la Guardia Costera estadounidense, Thad Allen, que supervisa la respuesta del gobierno al desastre ecológico, declaró que las primeras señales sugerían que el operativo de sellado de BP estaba teniendo éxito.

“Han podido empujar los hidracarburos hacia abajo con el lodo. El verdadero desafío es poner suficiente dentro del pozo para mantener la presión” y así poder colocar un tapón de cemento encima, dijo Allen a la cadena ABC.

Datos oficiales señalan que entre 18,6 millones y 29,5 millones de galones de crudo se han vertido al Golfo de México, mucho más que los cerca de 11 millones de galones derramados en el desaste de Exxon Valdez en 1989.