El grupo británico BP dijo que este miércoles inició una compleja operación llamada “top kill” para sellar el pozo petrolero que está causando un desastre ecológico en el Golfo de México desde hace unas cinco semanas.

La operación empezó a las 14:00 en Chile, según el comunicado de British Petroleum (BP).

Hacia mediodía del miércoles, los guardacostas estadounidenses habían dado luz verde al intento, poco antes de que el presidente Barack Obama afirmara que ni él ni su gobierno descansarían “hasta que ese pozo esté cerrado, el medioambiente esté recuperado y la limpieza se haya completado”.

Según Kent Wells, uno de los vicepresidentes de BP, la operación tiene “entre 60 y 70%” de chances de ser exitosa.

La intervención, que según BP debería durar dos días, consiste en inyectar a muy alta presión, desde un barco en la superficie del océano, una solución de agua, materias sólidas y barita -un mineral- en dos circuitos que conducen a la válvula de seguridad del pozo, de donde se escapan el petróleo y el gas.

La tarea es realizada por submarinos robóticos a 1.600 metros bajo el nivel del océano.

Para Bruce Murray, ingeniero petroquímico, si la presión aplicada a la fuga es bastante fuerte, la mezcla debería lograr empujar el petróleo hacia atrás hasta inmovilizarlo. Luego, se planea inyectar cemento para sellar el pozo.

Sin embargo, la presión necesaria para detener el escape es tan fuerte que el yacimiento o la válvula anti explosión podrían resultar dañados, afirmó Eric Smith, del Tulane Energy Institute. Esto produciría el efecto contrario de lo que se procura hacer, o sea una fuga aún más importante, agregó.

Además, recuerdan los expertos, si esta técnica ya fue experimentada con éxito en otras ocasiones, nunca fue tentada a tal produndidad.

El director general de BP, Tony Hayward, admitió este miércoles que “siete fallos” habían ocurrido antes de la explosión de la plataforma Deepwater Horizon el 20 de abril, sin precisar si se trataba de errores humanos o de problemas técnicos.

En la noche del martes, varios miembros del Congreso estadounidense anunciaron haber tenido acceso a una investigación interna de BP sobre la catástrofe, que menciona la aparición, en la hora que precedió la explosión, de “tres señales de alerta” que anunciaban un peligro inminente.

Según los representantes Henry Waxman y Bart Stupak, estas señales advirtieron a los empleados de BP de la presencia de una presión anormal y de una fuga de líquidos en un conducto.

Por su parte, el presidente Obama, que debe ir el viernes a Luisiana, el Estado más afectado por la marea negra, dará el jueves una rueda de prensa sobre este tema, tras enterarse de las conclusiones de un informe de su secretario de Asuntos Interiores Ken Salazar sobre el futuro de la perforación petrolera submarina.

Por su parte, el nieto del científico francés Jacques Cousteau aseveró, tras ponerse un traje de neopreno y sumergirse en la zona, que éste estaría “horrorizado” si viera los daños causados por la marea negra.

“Una amplia zona del golfo ya está recubierta con una mezcla de petróleo y productos diluyentes. Y, como temíamos, esta mezcla no está concentrada en la superficie”, explicó Philippe Cousteau (hijo) al canal CNN el martes de noche, calificando la situación de “pesadilla absoluta”.