Ahorros de toda una vida y una herencia familiar que tras el terremoto se esfumaron, esa es la situación que viven algunos adultos mayores que pagaron sus viviendas al contado y que hoy no cuentan con seguro, ni inmobiliaria que les responda.

María Angélica Nuñez junto a su hermana, ambas funcionarias universitarias, decidieron trasladarse de Chillán a Concepción y vender el terreno que heredaron para comprar al contado 2 hermosos departamentos, con todas las comodidades que necesitan a esa edad.

Cerca del centro y totalmente nuevo, no vieron inconveniente en adquirir los departamentos por un poco más de 1.000 UF, cada uno en el Edificio Plaza Mayor II de la Inmobiliaria San Cristóbal y la constructora JCE.

Ahora, tras el terremoto el edificio está en categoría 2, o sea, sin orden de demolición pero inhabilitado hasta su reparación.

Bien documentada, María Angélica conoce todos los subsidios y ayudas del Gobierno para los afectados, pero ella no cabe en ninguno: es clase media, compró al contado y es adulto mayor, por lo tanto, nadie le da crédito.

Ahora junto a su hermana deben costear de su bolsillo el arriendo de una casa en San Pedro de la Paz, con una mala conectividad y alejada de todo lo que soñaron para una vejez tranquila.

Ambas ancianas piden que el Gobierno abra los ojos en torno a los adultos mayores de clase media. Para ellos, el tiempo apura y no pueden seguir esperando que la inmobiliaria repare los edificios, mientras gastan todos sus ahorros en una vida poco merecida.