El autor de la teoría heliocéntrica Nicolás Copérnico, cuyos restos pudieron ser identificados recientemente de manera espectacular, fue sepultado el sábado en la catedral de Frombork, 467 años después de su muerte en esta ciudad del norte de Polonia.

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Muy modesto durante su vida, muerto antes de que su teoría fuera publicada y reconocida, este astrónomo, matemático, economista y médico fue también canónigo en Frombork.

Fue enterrado en la catedral en 1543 sin ninguna indicación del lugar exacto, como otros cien sacerdotes y laicos cuyos cuerpos anónimos siguen sepultados debajo del piso de ese gran edificio gótico.

Desde hace dos siglos, investigadores polacos, franceses y alemanes trataron en vano de identificar su tumba.

“La historia del descubrimiento es una verdadera novela policiaca”, declaró a la AFP el arqueólogo Jerzy Gassowski, profesor octogenario en el Instituto de Antropología y Arqueología de Pultusk (centro), autor del descubrimiento en 2005.

“Aquí lo descubrí”, dijo mostrando con el dedo una parte del piso de mármol al pie del altar Santa Cruz, uno de los dieciséis que se encuentran junto a los imponentes pilares de la catedral.

Una nueva hipótesis reciente sobre el lugar, junto al altar del que estaba encargado el canónigo, hizo posible delimitar el espacio de las excavaciones.

Luego de largos trabajos llevados a cabo en un medio frágil y peligroso, a causa en especial de la presencia de microbios mortales, el profesor descubrió entre un montón de esqueletos un cráneo y huesos de un hombre septuagenario. Copérnico murió a los 70 años.

El cráneo fue confiado al laboratorio de la policía en Varsovia y fue sometido a reconstrucciones virtuales del rostro del hombre. Los resultados mostraron semejanzas asombrosas con los retratos existentes de Nicolas Copérnico.

“Solo pruebas ADN podían dar resultados con certeza. Pero se requería para ello encontrar material genético para comparar. La dificultad parecía insuperable, pues una larga investigación genealógica no tuvo éxito”, contó el arqueólogo.

El material precioso finalmente fue encontrado… en Suecia, en un libro fechado en 1518, Calendarium Romanum Magnum de Johannes Stoeffler, manual que Copérnico había utilizado durante su vida y que fue llevado por los suecos durante las guerras polaco-suecas del siglo XVII.

“Tuve la feliz idea de buscar ese libro, con la esperanza de encontrar alguna cosa por casualidad. Y encontré unos cabellos”, dijo sonriendo Göran Henriksson, astrónomo en la Universidad de Uppsala.

Los análisis hechos en laboratorios especializados en Suecia y en Polonia confirmaron el éxito: dos de los cabellos hallados tienen las mismas secuencias de genoma que las de un diente proveniente del cráneo hallado en Frombork.

Copérnico había rechazado la teoría geocéntrica de Tolomeo, al elaborar su propia teoría heliocéntrica de un doble movimiento de los planetas, sobre su propio eje y alrededor del sol.

“Él inmovilizó la tierra y puso al sol en movimiento”, resumió sin dudas Karol, 10 años, tras la visita al lugar donde Copérnico vivió y realizó sus investigaciones.

Su obra más célebre, que causó el importante cambio científico del siglo XVII, De revolutionibus orbium caelestium (De la revolución de los orbes celestes), fue publicado después de su muerte. La obra fue condenada por el papa Pablo V en 1616 por contraria las Escrituras.

Antes de ser enterrado de nuevo en la catedral de Frombork con una solemne ceremonia este sábado, los restos de Copérnico fueron paseados por las ciudades y poblados de la región de Warmie, donde hay una gran cantidad de iglesias y castillos góticos en ladrillo rojo, que el gran sabio recorrió muchísimas veces como canónigo y en especial administrador eclesiástico.