El secretario del Interior de Estados Unidos enfrenta a legisladores este martes por el enorme y creciente derrame del Golfo de México que los ingenieros intentan controlar y los científicos temen que pueda afectar los arrecifes de Florida.

Mientras crece el costo político del derrame, el presidente Barack Obama nombrará una comisión independiente para investigar el desastre, y un alto funcionario del organismo federal que regula las perforaciones ha renunciado a su cargo.

BP está bombeando una parte del petróleo que vierte el oleoducto dañado a través de un así llamado “tubo de insersión” que conduce el crudo hacia un barco contenedor.

Pero la medida de emergencia sólo contiene un 20% del derrame, el cual los expertos han advertido que pronto podría ser arrastrado hacia una corriente que podría llevarlo hasta la costa de Florida, amenazando los frágiles arrecifes de coral, la vida marina y las playas.

Este martes, el secretario del Interior Ken Salazar será acribillado a preguntas en el Senado mientras el gobierno ha tratado de mostrar que sería duro con quienes sean hallados responsables por el derrame.

Un funcionario del gobierno dijo que Obama establecerá la comisión independiente en los próximos días.

El derrame al parecer se cobró su primera víctima política, con la anunciada salida de Chris Oynes, que supervisó el sector de energía fuera de las costas para el Servicio de Gestión de Minerales.

Este organismo federal ha sido blanco de críticas a propósito del cumplimiento de los estándares de seguridad para las perforaciones marinas.