Los militares tailandeses, aplicando una estrategia de hostigamiento contra los “camisas rojas”, abrieron fuego este viernes contra los manifestantes antigubernamentales en el centro de Bangkok, en choques que dejaron al menos 16 muertos y 141 heridos.

Imagen: rtve.es

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Todos los muertos son tailandeses, indicó a la AFP un responsable de los servicios de socorro de Bangkok.

El balance de los heridos, es de 141, hasta el momento, y entre ellos figura un birmano, un polaco y un canadiense, agregó, sin dar detalles de los heridos birmano y polaco.

Tres periodistas fueron heridos de bala cuando cubrían los eventos. Se trata de un fotógrafo del diario tailandés Matichon, un camarógrafo canadiense del servicio en inglés de la televisión francesa France 24, y otro del canal de televisión por internet Voice TV.

Medio centenar de personas han muerto y unas 1.000 han resultado heridas en Bangkok desde que empezaron las protestas a mediados de marzo.

Los enfrentamientos se iniciaron a primera hora de la mañana cuando el ejército trató de avanzar hacia una avenida tomada por los manifestantes.

“Hay unos 2.000 manifestantes en el bazar de noche de Suan Lum. Han intentado intimidar a las autoridades con armas, y los responsables de seguridad pidieron que los dispersaran”, indicó el coronel Sunsern Kaewkumnerd, portavoz militar.

El ejército usó granadas lacrimógenas contra los manifestantes y un autobús militar fue incendiado, constató un periodista de la AFP.

Se escucharon tiroteos en numerosas ocasiones, hasta mediados de la tarde, por el sur del barrio turístico y comercial de Bangkok que los “rojos” ocupan desde principios de abril.

El ministro de Defensa, el general Prawit Wongsuwon, afirmó este viernes a la AFP que la operación militar en el centro de Bangkok tiene por objetivo “presionar a los ‘camisas rojas’ para que vuelvan a la mesa de negociaciones con el gobierno”.

“Debemos seguir aumentando la presión, si no no estaremos en medida de aplicar la ley”, añadió el general Wingsuwonh.

El ejército trata de asfixiar la logística de los “rojos” para reducir el número de manifestantes, que se encuentran ahora sin electricidad ni suministro de agua ni de comida.

En menos de 24 horas, la capital se sumió en la violencia, luego de diez días durante los cuales las negociaciones parecían haber prevalecido entre el primer ministro, Abhisit Vejjajiva, y los líderes “rojos”.

La situación degeneró el jueves, después de que Abhisit anuló las elecciones anticipadas propuestas para el 14 de noviembre a cambio de la disolución del movimiento de protesta.

Previamente, los “camisas rojas” habían exigido la inculpación del número dos del Gobierno por los violentos enfrentamientos del 10 de abril pasado entre manifestantes y militares, que dejaron 25 muertos.

Un líder de los manifestantes, Nattawut Saikuar, dijo a la prensa este viernes que “Abhisit ya ha emprendido una guerra civil”.

“Pedimos urgentemente al gobierno que retire al ejército y detenga la violencia”, añadió.

Entre los heridos se encuentra un general partidario de los “camisas Rojas”, que el jueves fue víctima de un disparo en la cabeza.

El general Khattiya Sawasdipol, alias Seh Daeng, de 58 años, muy popular entre los “rojos”, no había ocultado que estaba en contra de una salida pacífica de la crisis. Es considerado un allegado de Thaksin Shinawatra, un ex primer ministro en el exilio derrocado en 2006 por un golpe de estado, y del cual son partidarios muchos manifestantes.

“Sus posibilidades de sobrevivir son muy débiles”, declaró este viernes el director del hospital en el que ingresó. Las autoridades indicaron que lo detendrían cuando su estado de salud lo permitiera.

“Lo que le pasó fue totalmente inesperado”, aseguró el coronel Dithaporn Sasasmit, portavoz del Comando Interno de Operaciones de Seguridad (ISOC), negando que el gobierno hubiera decidido deshacerse de él.

Durante la noche, el estado de urgencia, decretado en Bangkok a principios de abril, se extendió a otras 15 provincias del norte y del noreste del país, bastión de los “rojos”.

En un comunicado, Thaksin consideró que una “solución política sigue siendo posible en Tailandia”, estimando que el “primer ministro puede evitar que haya más víctimas y salvar al país”.