En la zona costera de Perales en Coelemu, aún hay familias en la incertidumbre de no saber dónde van a vivir. Después de perder sus casas con el maremoto, se tomaron terrenos privados e instalaron con sus propias manos, mediaguas entregadas por el gobierno.

Imagen: rsumen.cl

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Hace algunas semanas, conocimos la dramática realidad en la que vivían unas 90 familias de esta zona costera, arrasada por el maremoto. Sin casa y con el miedo a que el mar volviera a ensañarse con ellos, se instalaron en los altos de Perales en débiles carpas.

Sólo hace una semana, la vida les sonrió un poco y lograron que les entregaran las ansiadas mediaguas del gobierno. Pero ellos mismos las movilizaron desde Coelemu, con la ayuda del senador Alejandro Navarro.

Las autoridades saben que este es un terreno privado y que su dueño, Víctor Gavilán, no quiere arrendarlo ni cederlo.

José Toledo, dirigente del Campamento Perales, sabe que esta tierra es ajena y que los intentos por quedarse en este lugar, que consideran el más seguro, es un tema difícil de soslayar. Asegura que sólo quieren pasar dignamente el invierno.

La gente de Perales es luchadora y aguerrida, pero a más de 2 meses del desastre, la tristeza y el miedo abundan, especialmente en niños y ancianos. Es una preocupación compartida por mamás y papás que no saben dónde criaran a sus hijos.

La señora María Toledo, que perdió su casa en el maremoto, dice con tristeza que “la gente lo está pasando muy mal”. Al igual que la dirigente del Campamento Villa Esperanza, quien asegura que viven en la incertidumbre.

Quieren volver a tener la vida que llevaban antes de esa fatídica madrugada, los días y noches acá no son fáciles, pasan mucho frío y aunque cuentan con luz, el agua que trae en camiones la municipalidad escasea y la basura se acumula por días.

Los habitantes del campamento bautizado como ‘Nueva Esperanza’ están decididos a quedarse allí, ya rechazaron un nuevo terreno propuesto por el municipio, porque aseguraron no cumple la normativa legal, de estar 2 metros sobre el nivel del mar.

Así las cosas, todas estas familias soportaran el invierno en los altos, después de eso sólo queda, hasta ahora, la incertidumbre.