El temor de que la costa estadounidense tenga que enfrentar un desastre ambiental mayor de lo esperado aumentaba el domingo, luego de que fracasara la solución más rápida planeada para contener un enorme derrame de petróleo en el Golfo de México.

La gigantesca cúpula de British Petroleum (BP), con la que se pretendía contener una fuga de petróleo a unos 1.500 metros de profundidad, yace ahora en el fondo del mar mientras los ingenieros tratan de hallar la forma de que dejen de formarse los cristales de hielo que la obstruyen e impiden su colocación.

La petrolera británica, que asumió la responsabilidad del desastre, ha tratado de desterrar la idea de que esta cúpula era su “bala de plata” para solucionar la crisis.

BP esperaba que esta cúpula, colocada sobre la mayor de las fugas, estuviera operativa el lunes y recolectara, a través de un ducto, aproximadamente el 85% del petróleo canalizándolo hasta un buque en la superficie.

Pero si los esfuerzos para hacer funcionar a este gigantesco embudo llegan a fallar, no hay un plan B sólido para prevenir que potencialmente decenas de millones de litros de crudo causen una de las peores catástrofes ambientales de la historia.

Ya se están produciendo daños incalculables por los 13,2 millones de litros de petróleo que se estima han sido arrojados al mar, y la extensión de los perjuicios aumentarán exponencialmente si la única solución es un pozo de auxilio que llevaría meses construir.

El almirante Thad Allen, jefe de la Guardia Costera estadounidense, sugirió que se está considerando lo que calificó como “disparos de basura” para tapar la fuga principal.

“De hecho van a tomar un montón de escombros, neumáticos triturados, pelotas de golf y cosas así y, bajo muy alta presión, dispararlos sobre la válvula misma y ver si pueden obstruirla y detener el derrame”, dijo Allen, quien dirige la respuesta del gobierno estadounidense, al canal CBS.

Esto podría ser arriesgado y varios expertos han advertido que hacer ajustes al obturador de reventones -un enorme mecanismo de válvulas de 450 toneladas que debería haber cerrado la salida de petróleo- podría hacer que salga 12 veces más crudo del que es expelido actualmente.

Entretanto, se teme que la marea negra, que cubre un área de unos 5.200 kilómetros cuadrados, llegue hasta la península de Florida, más al sur.

“Si esta fuga a borbotones sigue durante varios meses cubrirá la costa del Golfo y se unirá a la Corriente del Lazo y eso la llevará hasta los Cayos de Florida y a la costa este de Florida”, advirtió el senador de Florida, Bill Nelson.

“Estamos hablando de pérdidas económicas masivas para nuestro turismo, nuestras playas, y nuestra industria pesquera, y posiblemente de la alteración de nuestras pruebas y entrenamientos militares que se desarrollan en el Golfo de México”, dijo el senador en el canal CNN.

La plataforma Deepwater Horizon, operada por BP, explotó el 20 de abril y se hundió en el mar dos días después, provocando la muerte de 11 operarios.

Debido a que la marea negra ya alcanzó a varias islas frente a la costa del estado de Luisiana, las autoridades locales pidieron más barreras flotantes para proteger las zonas bajas y costeras, que además de ser reservas de fauna y flora silvestres son destinos turísticos y de pesca que reportan miles de millones de dólares.

BP, que enfrenta un aluvión de demandas y costos de limpieza que aumentan a 10 millones de dólares por día, centraba sus esperanzas en la cúpula que iba a detener la fuga que a diario lanza al mar unos 800.000 litros de petróleo.

“No diría ya que hemos fracasado”, aseguró Doug Suttles, jefe de las operaciones de BP, a cargo de las tareas. “Lo que intentamos hacer el sábado no funcionó debido a la presencia de hidratos (de metano) en la parte superior de la campana”, un compuesto sumamente inflamable, señaló.

Mientras los ingenieros de BP analizan cómo calentar los hidratos en la cúpula, el crudo sigue fluyendo libremente y varias manchas de alquitrán aparecieron en la isla Dauphin en Alabama.

BP comenzó a cavar un conducto de emergencia hace una semana para tapar definitivamente el pozo principal, pero las perforaciones llevarán cerca de tres meses. Para ese entonces, unos 76 millones de litros de crudo podrían haberse vertido al mar, arruinando el frágil ecosistema del Golfo.