Los habitantes de Nueva York enfrentaban este miércoles medidas de seguridad más duras y visibles mientras continúa la investigación por el atentado fallido del sábado en Times Square, por el que fue detenido e inculpado un hombre de origen paquistaní.

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“Siempre debemos estar atentos porque a los ojos de un terrorista, Nueva York es Estados Unidos y ellos quieren matarnos”, dijo el martes el comisionado de la policía Raymond Kelly, en momentos en que el presunto autor del atentado enfrenta cargos de terrorismo internacional.

En el sistema de metro, la policía revisaba las bolsas de los pasajeros. También se movilizaron más oficiales de lo común en la explanada del One Police Plaza, el cuartel de policía de la ciudad, a unas cuadras de la corte federal.

Nueva York ha estado en vigilancia permanente desde los ataques del 11 de septiembre de 2001 que destruyeron el World Trade Center, causando la muerte de casi 3.000 personas.

El alcalde de la ciudad, Michael Bloomberg, reclamó este miércoles al Congreso más recursos para la lucha contra el terrorismo tras el fallido ataque.

“Desde 1990 se han registrado más de 20 complots terroristas –o ataques perpetrados– contra nuestra ciudad”, dijo Bloomberg durante una audiencia con la Comisión de Seguridad Interior del Senado.

El sospechoso, Faisal Shahzad, de 30 años, presuntamente condujo un Nissan SUV con una bomba enorme pero defectuosa hacia el barrio más concurrido de Nueva York, el sábado, cuando miles de personas asistían a los teatros y a otras atracciones turísticas.

La policía encontró la bomba en la camioneta estacionada frente a un teatro donde se representaba el musical “The Lion King”. El distrito de Times Square fue evacuado al tiempo que se desataba la caza del hombre.

Shahzad fue arrestado 53 horas después en el aeropuerto John F. Kennedy poco antes de la medianoche, cuando su vuelo de Emirates Airlines se disponía a despegar con destino a Dubai.

El martes, fue sometido a un interrogatorio para determinar eventuales conexiones con grupos extremistas. Los cargos criminales sostienen que el hombre recibió “entrenamiento de fabricación de bombas” en la región paquistaní de Waziristán.

El fiscal general Eric Holder dijo que Shahzad había admitido su participación en el intento de atentado.

La demanda criminal de diez páginas presentada el martes acusa a este residente del estado de Connecticut de tratar de “usar un arma de destrucción masiva” para matar en el concurrido centro de Nueva York.

También enfrenta otros cuatro cargos: intento de matar en Estados Unidos a través del terrorismo internacional, transporte de un aparato de destrucción, transporte de explosivos e intento de destrucción de un edificio. Si es condenado podría ser sentenciado a cadena perpetua.

Uno de los aspectos más serios del caso, según las autoridades, son los posibles vínculos entre la presunta conspiración de Shahzad y militantes islámicos en su tierra natal de Pakistán.

En Karachi, responsables de seguridad dijeron que habían detenido a dos personas que fueron llamadas desde el teléfono de Shahzad.

Un funcionario paquistaní, en declaraciones bajo anonimato, dijo que estas dos personas eran parientes del sospechoso de Nueva York, aunque no estaban acusadas de tener vínculos directos con el coche bomba.

Según la demanda criminal, Shahzad admitió “luego de su arresto que había recibido entrenamiento de fabricación de bombas en Waziristán, Pakistán”.

La presunta visita al bastión de Al Qaida y de los talibanes habría ocurrido durante un viaje de cinco meses que según la querella Shahzad realizó a Pakistán, tras el cual regresó con su mujer el tres de febrero.

“Los paquistaníes cooperan plenamente con la investigación. Reconocen la amenaza y la responsabilidad es compartida por nuestros dos países”, dijo Philip Crowley, portavoz del Departamento de Estado.