El primer ministro ruso Vladimir Putin ordenó el martes a las fuerzas de seguridad capturar a los responsables de los atentados del metro de Moscú, afirmando que éstos deben ser “arrancados del fondo de las cloacas”, mientras la capital honraba la memoria de las 39 personas muertas el lunes.

“Sabemos que se están ocultando”, afirmó Putin, citado por las agencias de noticias estatales ITAR-TASS y RIA-Novosti.

“Pero ahora es una cuestión de honor para las fuerzas de seguridad arrancarlos del fondo de las cloacas y sacarlos a la luz del día”, aseguró.

Moscú se recogió el martes en memoria de los 39 muertos del doble atentado suicida perpetrado la víspera en el metro.

Una vigilia de oraciones se llevó a cabo a mediodía en memoria de las víctimas en la catedral ortodoxa del Cristo Salvador, el mayor edificio religioso de Moscú, que horas después debió ser evacuado ante una alerta de bomba.

Durante esta jornada de duelo, decretada por la municipalidad, las banderas ondeaban a media asta y los teatros y cadenas de televisión anularon sus programaciones de entretenimiento.

La policía seguía investigando la pista de las “viudas negras”, esposas o parientes de islamistas muertos en los conflictos del Cáucaso transformadas en kamikazes.

El nombre de “viudas negras” se debe a que muchas de esas mujeres eran esposas, hermanas o hijas de hombres muertos en operaciones de las fuerzas de seguridad en las repúblicas rusas del Cáucaso Norte –una región de mayoría musulmana sacudida por una violenta insurgencia– y se convirtieron en kamikazes para vengarse de las autoridades de Moscú.

El presidente, Dimitri Medvedev, llamó por su lado a reforzar la legislación antiterrorista. “Tenemos que concentrar nuestra atención en mejorar la legislación que apunta a la prevención de acciones terroristas y en la eficiencia de la labor de los organismos (gubernamentales)”, afirmó.

Los moscovitas acudieron con ofrendas florales a las estaciones de metro Lubianka y Park Kultury, en el centro de la capital, donde las dos mujeres se hicieron estallar a una hora de mayor afluencia de la mañana del lunes matando a 39 personas e hiriendo a 64.

Numerosos policías se desplegaron en el metro de la capital, lo que no impidió a la prensa acusar al gobierno de Putin de haber fracasado en prevenir los atentados, atribuidos por las autoridades a los insurgentes islamistas del Cáucaso.

“Es una bofetada a los servicios especiales rusos que deben luchar contra el terrorismo”, declaró el opositor liberal ruso Boris Nemtsov a la radio Ecos de Moscú.

“Cada atentado fortalece el poder personal de Putin y la censura”, añadió, denunciando su política en Chechenia que vive “según sus reglas, con el dinero de los contribuyentes rusos”.

Una ONG musulmana rusa prometió una recompensa de un millón de rublos (33.500 dólares) por informaciones sobre los organizadores de los atentados.

Los atentados no fueron reivindicados por el momento pero un grupo islamista dirigido por el líder rebelde checheno Doku Umarov había llamado recientemente a atacar la capital rusa.

Según fuentes de la investigación citadas por el diario Kommersant, un líder islamista cercano a Umarov –Alexander Tijomirov, también conocido como Said Buriatski– asesinado en una operación militar rusa a principios de marzo, habría reclutado y entrenado a 30 potenciales kamikazes en Ingusetia y Chechenia.

El presidente checheno, aliado del Kremlin, Ramzan Kadirov, consideró el martes que “los terroristas deben ser cazados y (…) envenenados como ratas”.