Los tripulantes de cabina de British Airways llevaban a cabo este lunes el tercero de sus cuatro días de huelga en medio de una nueva guerra de declaraciones entre el sindicato y la compañía británica, mientras la oposición parecía haber encontrado un nuevo filón electoral.

“El servicio de British Airways está severamente impactado por la huelga”, declaró un dirigente del sindicato Unite, que convocó esta huelga de siete días dividida en dos etapas, la primera de las cuales concluyó hace una semana trastornando los planes de vuelo de miles de pasajeros.

Según el sindicato, que representa a 12.000 tripulantes de cabina de la compañía, sólo el 42% de los vuelos previstos por British Airways partían este lunes de Heathrow, el primer aeropuerto del país, en su mayoría en aviones alquilados a otras aerolíneas.

Un portavoz de la compañía, sin embargo, indicó que aseguraba un 70% de los vuelos de largo recorrido y en un 55% para los de trayectos cortos, lo que representa según ella un aumento en relación al 70% y al 55% registrados en la primera fase de la huelga en Heathrow, el más perturbado.

Al mismo tiempo, Unite acusó a la compañía de haber desviado a cientos de pilotos de su actividad principal, haciendo de ellos los “tripulantes de cabina más caros del mundo” con un salario horario de unas 166 libras, unas 10 veces más de lo que cobra una persona con 5 años de experiencia en el cargo.

El principal sindicato británico convocó esta huelga para protestar por recortes de plantilla y otras medidas de austeridad que la dirección busca imponer para reducir las pérdidas provocadas por la crisis, y no descarta nuevos paros si no se resuelve la disputa entre las dos partes.

La última ronda de negociaciones entre la dirección de British Airways y Unite, que llevan más de un año discutiendo, se rompieron el 20 de marzo, y por el momento no hay ninguna señal de que se vayan a reanudar.

A sólo semanas de las elecciones generales, que deberían celebrarse el 6 de mayo, la oposición conservadora encabezada por David Cameron aprovechó la huelga para atacar al primer ministro laborista Gordon Brown.

“Los sindicatos han intuido debilidad en el gobierno y esta es una de las razones por las que hay tanta huelga”, declaró Cameron, quien espera capitalizar en las urnas el descontento provocado por esta huelga y otra de ferroviarios prevista para justo después de Pascua.