La Comisión Electoral Iraquí publicará este viernes los resultados de las elecciones legislativas del 7 de marzo que podrían abrir una crisis política si la diferencia entre los principales candidatos, el primer ministro Nuri al Maliki y su rival Iyad Allawi, es estrecha.

La Comisión Electoral anunció que daría una conferencia de prensa en un hotel de la ultraprotegida zona verde de la capital iraquí. Sin embargo no se conocerá la composición del futuro parlamento de 325 escaños hasta que se certifiquen los resultados finales.

Desde que se realizaron los comicios, la comisión publicó con cuentagotas resultados que daban al frente a la Alianza del Estado de Derecho (AED) de Maliki o al Bloque Iraquí de Allawi, ambos chiitas, en función del porcentaje de boletas escrutadas.

La lentitud del escrutinio, que se debe según la comisión a los numerosos niveles de verificación de los resultados, provocó acusaciones de fraude y manipulación en las mayoría de los bandos políticos.

El primer ministro saliente, el chiita Nuri Al Maliki, que disputa la victoria con su rival laico Iyad Allawi, pidió un nuevo recuento de votos, que la Comisión Electoral rechazó.

Si la AED de Maliki no reconoce los resultados, Irak podría hundirse en una grave crisis política.

Según cálculos de la AFP, realizados a partir del escrutinio del 95% de los votos, las listas de Maliki y Allawi tendrían la misma cantidad de escaños en el nuevo parlamento, 91 cada una.

El 47% de los votos de los iraquíes residentes en el extranjero aún no escrutados podrían desempatar el resultado a favor de Allawi, pues entre ellos figuran muchos sunitas que abandonaron Irak después de la invasión norteamericana en 2003.

Allawi, que durante la campaña apostó sobre su imagen de político laico nacionalista que trasciende las comunidades, marcó la diferencia con muy buenos resultados en las regiones sunitas de Bagdad, pero también obtuvo unos diez escaños en las regiones chiitas.

Los electores de las zonas chiitas del Sur prefirieron la continuidad votando por Maliki, que se adjudica el haber restablecido la seguridad en el país cuando asumió el cargo en el peor momento de las violencias comunitarias. Pero al parecer, para los sunitas no fue el favorito ya que no habría obtenido ningún escaño en esas regiones.