El papa Benedicto XVI anunció este miércoles que “firmará” el viernes una “Carta Pastoral” dirigida a los católicos de Irlanda tras los escándalos generados por los abusos sexuales a niños cometidos por curas católicos de ese país.

Papa Benedicto XVI

El anuncio fue hecho por el mismo pontífice en inglés durante la audiencia general en la plaza de San Pedro en el Vaticano.

“Como saben, en los últimos meses la iglesia de Irlanda ha sido sacudida por una crisis debido a los abusos cometidos con niños”, dijo el Papa dirigiéndose a los peregrinos provenientes de Irlanda.

“En señal de mi profunda preocupación escribí una Carta Pastoral que aborda esa dolorosa situación. Voy a firmarla el viernes, día en que se celebra San Patricio”, el santo patrón de Irlanda, indicó.

“Será divulgada dentro de poco tiempo”, agregó.

“Les pido a todos que la lean con el corazón abierto y fe en el espíritu”, solicitó el pontífice.

“Tengo la esperanza que sirva a fomentar el proceso de arrepentimiento y curación y que se pueda volver a comenzar”, aseguró.

El documento del Papa fue anunciado en diciembre tras una reunión especial con el primado de la iglesia irlandesa, el cardenal Sean Brady.

Un informe oficial concluyó en noviembre pasado, tras tres años de investigaciones, que los responsables de la arquidiócesis de Dublín protegieron a los autores de los abusos y no los señalaron a la policía durante más de tres décadas.

Según la iglesia católica de Irlanda, más de 100 sacerdotes y miembros de órdenes religiosas de la archidiócesis de Dublín han sido acusados de abusos sexuales a niños desde 1940.

Los escándalos por sacerdotes pedófilos se han extendido este año a otros países de Europa, entre ellos Alemania, Austria y Holanda y salpicado Brasil, donde tres sacerdotes fueron acusados de abusar de menores y son investigados por las autoridades y la institución.

El escándalo más grave hasta ahora registrado fue Estados Unidos, donde se puso al descubierto en el 2002 que entre 4.000 y 5.000 sacerdotes abusaron sexualmente de unos 14.000 niños y adolescentes durante décadas, lo que obligó a las diócesis locales a pagar millonarias indemnizaciones.