Carolina Fernández es una periodista de Lota que, preocupada por las repercusiones que está teniendo el sismo en su comuna, decidió salir a reportear ella misma lo que sucede en sus calles. En su reportaje, nos muestra el rostro mismo de la desgracia, en una ciudad golpeada 3 veces: por la pobreza, por la cesantía y ahora, por el terremoto.

Casas de la población Gabriela Mistral | Carolina Fernández

Casas de la población Gabriela Mistral | Carolina Fernández

Son cerca de 2.000 casas las que más sufrieron daños estructurales a causa del terremoto del pasado 27 de febrero, y varias deberán ser demolidas completamente.

Sus moradores llevan días durmiendo en carpas y muchos no ha recibido la ayuda esperada. Es la realidad que deben enfrentar las familias lotinas, verdad que muchos no se han dado el tiempo en conocer.

Ya han pasado dos semanas del fatídico terremoto que azotó a las regiones del Maule y del Bío-Bío, siendo aún muy poco lo que se conoce de lo sucedido en la comuna de Lota. Si bien es cierto que más del 50% de la población está volviendo a la normalidad tras días de incertidumbre por la falta de víveres, servicios básicos y seguridad ciudadana producto de los saqueos, aún hay lugares que están en total desamparo.

Con sólo recorrer un par de sectores lejos del centro de la ciudad, cualquiera puede percatarse de la devastación que dejó este fenómeno natural. En la población Gabriela Mistral por ejemplo, son decenas de casas que están completamente en el suelo, cuyos dueños quedaron con sólo lo puesto.

Casa de Zulema Cárcamo | Carolina Fernández

Casa de Zulema Cárcamo | Carolina Fernández

La familia de la señora Zulema Cárcamo lleva 15 días durmiendo en una carpa a un costado de lo que quedó de su casa. Los dos minutos del gran sismo terminó con el sacrificio de 28 años de trabajo.

Zulema Cárcamo | Carolina Fernández

Zulema Cárcamo | Carolina Fernández

“Mi casa está completamente en el suelo, ahí está todo mi trabajo. Nunca me han dado nada, todo lo que tengo es gracias a mi sacrificio, por eso siento mi casa porque es toda mi vida, todo el esfuerzo de años”, relata entre lágrimas.

Sabe que le costará salir adelante, sobretodo porque su trabajo como vendedora ambulante es sacrificado. A diario hacia humitas, empanadas o alfajores para poder sacar a su familia adelante. “Si tendré que empezar de nuevo lo haré, si hacia 200 humitas tendré que hacer 400. Lo material se recupera, pero ‘pucha’ que se siente”.

Sus vecinos tampoco se salvaron del movimiento telúrico. Varias casas continuas cayeron completamente y mucho de sus moradores tuvieron que ser rescatados de entre los escombros.

Ahora duermen con familiares en diversos campamentos donde tratan de olvidar el devastador panorama que cada día deben enfrentar. Además, las constantes réplicas provocan que muchos no quieran volver a sus hogares por temor a un gran nuevo sismo.

“Yo duermo en una cancha donde hicimos un campamento con mis vecinos porque me da miedo estar aquí. Mi familia vive en Coronel, Santiago y Arica y estoy sola con mi esposo y un nieto de 6 años. Mi hija dio a luz a su bebé a días del terremoto y se la llevaron a un lugar mejor. Pero dentro de todo estoy bien, lo material se recupera, la vida no y gracias a Dios estamos todos bien, estoy contenta porque estamos vivos”, explica Irma Reyes quien deberá desalojar completamente su casa ya que sus cimientos no soportaron el sismo.

Pero uno caso que conmueve es el de Pedro Hidalgo. A sus 87 años, un cáncer terminal lo tiene postrado en cama hace un año. Aunque son pocos los momentos de lucidez, sintió completamente el terremoto sin poder hacer nada, sólo resignarse con su esposa e hijo para esperar lo que el destino le deparara.

Pedro Hidalgo | Carolina Fernández

Pedro Hidalgo | Carolina Fernández

“Estamos esperando sólo el final, pero él se da cuenta de lo que está pasando. No hemos recibido ayuda y tanto mi papá como mi mamá necesitan pañales. Nada de eso nos ha llegado. Yo como pude fui a buscar un poco de leche para mi papá, pero prácticamente él ya no está alimentándose. Algunos vecinos nos han colaborado pero él no puede morir así, esto es terrible”, explica el hijo de Pedro.

Historias como esta hay muchas en la comuna, pero son pocos los que se han acercado para ayudarlos. De hecho muchos aún están molestos porque hubo confusión en la entrega de víveres, inclusive hasta el pasado jueves la municipalidad le informó a la población de la entrega gratuita de carne.

La realidad sin embargo es que los pobladores recibieron a cambio 4 croquetas de pescado por familia.

“La verdad nadie entiende a nada, no sé si hay que culpar al municipio o al Gobierno, pero acá aún no se aclaran las cosas. Yo no entiendo por ejemplo por qué la milicia no es quien entregue los víveres como en otras comunas. Todo es confuso. Hay mucha gente que aún no tiene qué comer y me da pena esta situación porque da la impresión que se están burlando de la gente”, recalca Patricio Fuentes.

Las réplicas continúan, por lo que el temor es constante entre los habitantes de la comuna. Aunque se espera volver pronto a la normalidad, ya nada será como antes. Gran parte de la historia de Lota se esfumó con el terremoto.

Invitamos a periodistas que, como Carolina, deseen enviarnos un reportaje sobre la realidad de sus comunas o localidades, a hacerlo a internet@laradio.cl