La huelga en el transporte público que comenzó el lunes en Bogotá se extenderá indefinidamente, tras fracasar este miércoles las negociaciones entre los choferes de autobuses y el alcalde Samuel Moreno, que anunció medidas para aminorar la crisis ocasionada por la parálisis.

Los choferes de unos 16.400 autobuses en Bogotá objetan un plan de modernización del transporte público para la capital colombiana, por considerar que disminuirá sus ingresos mensuales.

Moreno, del partido Polo Democrático Alternativo (PDA) ha ofrecido una rentabilidad del 1,5% mensual sobre el valor de los vehículos, pero los transportistas exigen como mínimo el 1,8%.

Alfonso Pérez, representante de la Asociación de Pequeños Transportadores (Apetrans), que organizó la huelga, dijo a la prensa que la oferta recibida “no es rentable”, al retirarse de la sede la alcaldía de Bogotá, tras cuatro horas de reuniones.

“Nos vamos”, afirmó Pérez. Las conversaciones se reanudarán solamente “cuando nos presenten una oferta”, agregó. Hasta ahora no se ha informado sobre un nuevo encuentro.

Pocas horas después, en un pronunciamiento por radio y televisión, Moreno anunció medidas para paliar la crisis, como autorizar a los taxis para que presten el servicio colectivo, y disponer un servicio de tren para transportar a los usuarios.

Igualmente dio vía libre para que vehículos de transporte público de poblaciones aledañas o de servicio especial, puedan trabajar en Bogotá con una tarifa única de 1.300 pesos (0,67 de dólar) y anunció una mayor presencia policial para evitar desórdenes.

El alcalde determinó también suspender las clases en los establecimientos públicos hasta el lunes.

Desde hace tres días, Bogotá está sin servicio de autobuses y millones de personas cuentan únicamente con unas 2.600 unidades del servicio colectivo Transmilenio para desplazarse.

Según la Federación de Comerciantes (Fenalco) de Bogotá, el paro ha producido hasta ahora una caída del 60% en las ventas y podría llegar al 65%.

“Los autobuses transportan el 50,4% de los trabajadores de la ciudad, por lo tanto la huelga incide notablemente en la actividad comercial, que debe cerrar más temprano y abrir más tarde”, dijo a la AFP el presidente de Fenalco, Francisco Ochoa.

En la madrugada de este miércoles hubo fuertes disturbios en Suba, populoso sector del noroeste de Bogotá, donde comercios e incluso escuelas fueron apedreados, dejando un saldo de al menos 28 personas detenidas.

La policía ha reforzado la vigilancia en Bogotá, especialmente en las vías y estaciones de Transmilenio.

El plan de modernización del transporte público contempla la articulación entre las unidades de Transmilenio y los autobuses de privados, así como una tarjeta electrónica única de prepago.

Además, debe sacar de circulación las unidades con más de 20 años de uso, pero la Apetrans presiona a las autoridades para incorporar al nuevo sistema también los vehículos más viejos.

En Bogotá, ciudad de unos ocho millones de habitantes, funcionan cerca de 50.000 taxis, 16.400 autobuses y 2.664 unidades del sistema Transmilenio, y hay alrededor de 1.370.000 vehículos particulares, según las autoridades municipales.