El famosísimo Barrio Rojo en Ámsterdam, Holanda, se ha transformado a lo largo de siglos en el ícono máximo del sexo y la lujuria. Pero todo eso podría cambiar dentro de poco pues el gobienro local pretende lavar la imagen de su barrio y, en lugar de prostíbulos, abrir tiendas.

Imagen: aireaire.blogspot.com

Desde el siglo XIV que millones de solitarios turistas se han tentado con las bellas mujeres que despliegan sus atributos en los ventanales, situación que genera cerca de cien millones de dólares al año a lo largo de los 430 prostíbulos de la ciudad.

Pero el vicealcalde, Lodewujk Asscher contó a la BBC que “varios estudios arrojan que las mujeres que trabajan en el sector del sexo en Ámsterdam lo hacen en contra de su voluntad, lo que se ha convertido en la esclavitud de la modernidad (entre el 20% y el 90%)”.

Por esta razón, las autoridades ciudadanos se han preocupado y decidieron cerrar casi la mitad de los locales para hacer más segura la localidad y, de paso, darle la oportunidad a tiendas de moda y arte para lucirse en los antiguos prostíbulos.

Frente a este planteamiento, la directora de una agencia de reclutamiento de moda, Mariette Hoitink, cree que el proyecto del gobierno es muy válido.

“Puede ser una buena idea que los diseñadores de moda tengan la oportunidad de trabajar, vivir y exhibir su trabajo en estos antiguos prostíbulos”, contó Mariette.

Pero para el Sindicato de Prostitutas esta situación es el Sodoma y Gomorra de sus vidas. Metje Blaak, una de las portavoces, dijo a la BBC que “Cerrar los burdeles podría provocar una tragedia para las mujeres del sector que tendrán que trabajar en la calle y hoteles. Cuando te subes en el carro de un desconocido, puede ser Jack el Destripador, por lo que las prostitutas corren un gran riesgo”.

Y además agregó que “Desde los años ’60 Ámsterdam ha sido la ciudad del sexo, drogas y Rock & Roll… ¡que lo siga siendo, por favor!”.

Las quejas de las prostitutas son entendibles pues, en este medio, ellas son capaces de generar ganancias diarias que van desde los 35 euros a los 700 euros (entre 26 mil pesos y 523 mil, aproximadamente).

Lo claro es que el Barrio Rojo estará a la espera de la resolución del gobierno local, algunas rezando para evitar sacar del closet sus zapatos de lentejuelas y otras orando para colgarlos en las vitrinas.