China expresó de nuevo el viernes en Múnich su cólera contra Estados Unidos por las ventas de armas norteamericanas a Taiwán que significan “una violación del código de conducta entre las naciones”, según declaró este viernes en Múnich (Alemania) el ministro chino de Relaciones Exteriores, Yang Jiechi.

La semana pasada, el Pentágono concluyó un contrato de armamento de más de 6.400 millones de dólares con Taiwán por el cual venderá a la isla misiles antimisiles Patriot, navíos barreminas y helicópteros Black Hawk.

Después del anuncio de esta venta, China, que considera a Taiwán como una provincia rebelde que debe reintegrarse a su territorio, suspendió sus intercambios militares con Estados Unidos y anunció “sanciones apropiadas hacia las empresas norteamericanas involucradas”.

“Es evidentemente una violación del código de conducta entre las naciones y de los acuerdos entre China y Estados Unidos”, declaró Yang, al pronunciar el discurso de inauguración de la 46ª Conferencia sobre la Seguridad en Múnich.

“Naturalmente, el gobierno chino y el pueblo deben reaccionar. Es su derecho soberano hacer lo que es necesario”, agregó.

El jefe de la diplomacia china, que se expresaba en inglés, se refirió a un “comunicado común” sino-estadounidense del 17 de agosto de 1982 que prevé, según él, “una reducción progresiva de las ventas de armas estadounidenses a Taiwán”, y llamó a Washington a “respetarlo”.

Yang Jiechi es el primer jefe de la diplomacia china en participar en la Conferencia de Múnich, una cita de tres días que reúne desde hace 46 años a responsables políticos y diplomáticos del mundo entero.

El incidente de la venta de armas a Taiwán ha despertado una serie de contenciosos entre los dos gigantes y la lista se ha alargado con el caso Google y el anuncio de un encuentro entre Obama y el Dalai Lama, a quien Pekín acusa de “separatismo”.

Esta escalada sino-estadounidense complica también la búsqueda de una adhesión de Pekín a nuevas sanciones internacionales contra la política nuclear de Irán, otro tema de la Conferencia de Múnich.

Yang Jiechi reconoció en Múnich que la cuestión del programa nuclear iraní había ingresado en una “fase crucial”.

“Las partes involucradas deben, recordando sus intereses a largo plazo, incrementar sus esfuerzos diplomáticos, mostrarse pacientes y adoptar una actitud más flexible, pragmática y activa”, agregó.

Teherán, añadió Yang, “no ha cerrado totalmente la puerta a las proposiciones de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) sobre el suministro de combustible nuclear”.

La sorpresiva participación del ministro iraní de Relaciones Exteriores, Manuchehr Mottaki, en este “Davos de la Defensa” fue anunciada el viernes de mañana. El canciller iraní se reunirá con su homólogo ruso, Serguei Lavrov.

“Nos acercamos a un acuerdo final que puede ser aceptado por todas las partes”, afirmó Mottaki la noche del viernes.

Asimismo, en una entrevista concedida al diario Suddeutsche Zeitung y que será publicada el sábado, Mottaki estima que actualmente reina “una atmósfera positiva” en torno a esas discusiones.

El presidente iraní Mahmud Ahmadinejad indicó el martes que su país seguía dispuesto a intercambiar una parte de su uranio débilmente enriquecido (3,5%) contra combustible altamente enriquecido (20%) destinado a su reactor de investigación de Teherán.

Por su parte, el ministro alemán de Relaciones Exteriores, Guido Westerwelle, fue muy firme al condenar “la actitud de obstrucción sistemática” que muestra Irán ante las exigencias internacionales, al término de una reunión con su homólogo iraní.

Las capitales occidentales temen que el programa nuclear iraní disimule objetivos militares y han reaccionado con prudencia, incluso con escepticismo, temiendo que Teherán busque una vez más ganar tiempo.