Los costarricenses tienen este domingo una cita en las urnas para elegir al sucesor del presidente Oscar Arias entre nueve candidatos, entre los que destacan su propia elegida, Laura Chinchilla, el populista de derecha Otto Guevara y el socialista Ottón Solís.

El actual presidente Oscar Arías

Más de 2,8 millones de electores están convocados para renovar también los 57 miembros de la Asamblea Legislativa y los regidores municipales, en medio de los temores a una inusual abstención tras una larga -tres meses- y tediosa campaña electoral.

La inseguridad y la economía han centrado la campaña de los principales candidatos, cuyo diferencial está sobre todo en la personalidad y en la forma de abordarlos, y en el apoyo del partido con el que contarían para ponerlos en marcha.

Chinchilla, una politóloga de 50 años, cuyo mentor es Arias, está respaldada por el partido más añejo y mejor estructurado de la política costarricense, Liberación Nacional (PLN), una socialdemocracia que se ha ido escorando hacia la centroderecha.

En su tercer intento de llegar a la presidencia, Guevara, un abogado de 49 años, es la sorpresa de esta campaña al encaramarse a la segunda posición en las encuestas gracias a una agresiva campaña -cuyos fondos siguen siendo un interrogante-, centrada en atacar la supuesta ‘corrupción’ del gobierno de Arias.

Para esta ocasión, Guevara moderó el mensaje ultraliberal que caracterizó al Movimiento Libertario (ML) -que tiene seis diputados- aunque ha introdujo una provocación en la campaña: lanzar el debate para dolarizar la economía costarricense.

Laura Chinchilla

Tras un inicio relegado en los sondeos, Solís, de 55 años, también en su tercer intento de llegar a la presidencia que rozó en las pasadas elecciones -le separó de Arias un 1%- ha remontado en los últimos días en esta campaña, en la que también ha lanzado sus dardos contra Chinchilla, a quien ve como una “marioneta” de los Arias: Oscar y su hermano y ministro de la Presidencia, Rodrigo.

En la cuarta posición según las encuestas, aparece Luis Fishman, del histórico partido socialcristiano, que ha hecho sonreír a más de uno al lanzar un atrevido eslogan de campaña: “soy el menos malo” de los postulantes.

“No hay grandes diferencias en los programas de gobierno, es una cuestión de matices”, dice el economista Juan Manuel Villasuso.

Sin duda, la gran diferencia la harán los medios de transporte que pongan los partidos políticos para acercar a sus potenciales electores a las 6.617 juntas receptoras instaladas en este montañoso país, de casi 4,5 millones de habitantes, en particular en las zonas rurales.

Sólo el PLN –que contará con 105.000 voluntarios acreditados, de los que 30.000 serán miembros de mesa y fiscales, 60.000 “guías” y 15.000 destinados al transporte–, pretende movilizar a 150.000 personas en buses, taxis y vehículos particulares, explicó a la prensa el jefe de campaña de Chinchilla, René Caballero.

Si el domingo ninguno de los candidatos supera el 40% de los votos válidos habrá un balotaje el 4 de abril.

Cerca de 200 observadores internacionales, entre ellos medio centenar enviados por primera vez a unas elecciones presidenciales en Costa Rica por la Organización de Estados Americanos, velarán por la limpieza de los comicios en la democracia más estable de América Latina.

Los partidos políticos que participan en esta contienda han inscrito a 46.689 personas para integrar las juntas receptoras de votos y a otras 56.694 para vigilar el proceso, según el Tribunal Supremo de Elecciones.